CAMPAÑA GRÁFICA PERÚ: POR LA RESTITUCIÓN DEL PORVENIR

¿Cuánto hay que retroceder en la historia para intentar entender lo que está pasando hoy en el Perú? ¿Quince días? ¿Dos años? ¿Doscientos? ¿Quinientos?

El 11 de abril de 2021, en los noticieros televisivos que anunciaban los resultados de la primera vuelta de las elecciones generales, apareció a la izquierda de Keiko Fujimori, hija del infame dictador, una silueta negra, una figura sin rostro. Durante los siguientes días, mientras se hacía tangible la imagen de Pedro Castillo, el monopolio de la prensa oficial inició una lenta e insidiosa campaña de desprestigio y terror, mientras los y las intelectuales de izquierda elaboraban todo tipo de teorías para camuflar su incomprensión y su sorpresa ante tal ejercicio de agencia popular, cuando no su decepción. Simultáneamente, las élites clasistas y racistas de Lima y demás provincias perdían progresivamente los papeles ante las perspectivas de que el descendiente de una casta de campesinos y campesinas “brutos e incompetentes” se convirtiese en cabeza de Estado. Los ataques al intelecto de Castillo —tildado de burro, inepto y analfabeto— son los mismos que se dirigen a su electorado trabajador y campesino, que se supone no sabe qué hacer ni con la tierra ni con la libertad, y siempre se equivoca ingenuamente en sus decisiones.

Dos meses después, ante la mirada horrorizada de gran parte de la capital, Sur y Centro del país celebraron la elección de Castillo. ¿Fue su presidencia un triunfo de la democracia? Una gobernanza que, sea debido al afán obstruccionista de sus múltiples opositores o una hasta el cansancio alegada falta de capacidad, no significó jamás una amenaza contra la vergüenza histórica de la distribución colonial de la riqueza en el Perú. Una renovada gestión estatal de la postergación como sistema. ¿Eran democráticos los intereses agazapados en cada sabotaje, en cada intento de humillar y degradar a Castillo y a su familia por su apariencia, por su vestimenta, por sus modismos andinos al hablar? ¿Lo fue su destitución? ¿Es esta la democracia, la institucionalidad ilustrada que tanto se anhelaba? Casi treinta muertos pesaron sobre esta Navidad. Treinta familias acunando los cuerpos sin vida de sus hijos, asesinados en las protestas. 

¿Por qué los “pueblitos mágicos” que se venden al extranjero como atracciones turísticas bullen de impotencia y rabia? ¿Por qué las ciudades erigidas en torno al corredor minero fueron las primeras en alzarse y continúan en lucha? ¿Qué restitución están demandando las gargantas en llamas de tanto gritar? ¿La de Castillo? ¿Qué es lo que hay que restituir si no? ¿Qué es lo que ha sido y sigue siendo sistemáticamente saqueado, ultrajado en el Perú? ¿Quiénes son los saqueadores, sino los de siempre? Las imágenes que quedan de este bicentenario del 1%: gente andina y amazónica defendiéndose con piedras y lanzas de tanques y helicópteros, gente blanca y pudiente llamándolos terroristas, salvajes y violentistas en los canales de señal abierta.

Se cierra el telón, ¿la democracia ha ganado?

Hoy, una mujer, andina, quechuahablante, es presidenta. Quedará muy bien en los libros que recogen la Historia oficial, mientras la policía y las fuerzas armadas disparan a quemarropa contra la población más pobre, mayoritariamente también andina, también quechuahablante. El Estado que ordena, administra y ejecuta allanamientos a ollas comunes y niega a los detenidos y detenidas un intérprete en su lengua originaria, es el mismo que con total cinismo invoca palabras como “feminismo” e “interculturalidad». Ha llegado la hora de la post verdad, a la latinoamericana.

El monopolio de la prensa oficial defiende la institucionalidad, máscara de un estado de excepción generalizado que sostiene la normalidad de una minoría: regurgita el mismo discurso en que quienes se le oponen son enemigos, cuasi naturales del progreso: sujetos manipulados, azuzados, sin pensamiento propio y sin capacidad de tomar decisiones de forma radicalmente consciente. Se les acusa de ser terroristas, se les terruquea. Y así se ponen en marcha las tácticas y la narrativa de la guerra, una narrativa cuya persistencia es el verdadero “milagro peruano”, y no la fantasía a la que aluden los economistas liberales. Por el bien del país, se extermina a los paisanos y paisanas, por el bien del país, se anula la pugna por otros futuros. La meta está trazada.

Perú: ¿para quién es la vida?, ¿para quiénes los porvenires?

Hay daños demasiado profundos, vidas arrancadas, ultrajes sostenidos. La restitución de Castillo no es una solución, sino un grito más ante la dignidad vapuleada incansablemente durante siglos. Y luego, ¿qué? No todo se puede reparar. Hoy el pueblo de Ayacucho está siendo brutalmente revictimizado, abaleado en lo más hondo del trauma colectivo en el que aún se encuentra desde las décadas de los 80 y 90. Como ese hombre cuyo corazón no pudo resistir la llegada de la primavera, hoy hasta la palabra “esperanza” duele.

Del pasado, cosechamos la semilla de la dignidad y la resistencia, el ejemplo de auto-organización, colectividad y ética de lo común que nos dejaron los levantamientos campesinos que se multiplicaron en la sierra durante los años 60, el paro nacional del 78 y la Constitución del 79, la organización territorial comunitaria liderada por María Elena Moyano, la valentía de Inti Sotelo y Brayan Pintado, que es la misma que impulsó a Beckhan Quispe, John Enciso Arias, Wilfredo Lizarme, Carlos Huamán Cabrera, Miguel Arcana, Cristhian Rojas, José Sañudo Quispe, Clemer Rojas García, Luis Urbano Sacsara, José Luis Aguilar Yucra, Edgar Prado Arango, Jhon Mendoza Huarancca, Raúl García Gallo, Diego Galindo Vizcarra, Jhonatan Alarcón Galindo, Rolando Barra Leyva, Leonardo Huanco Chaka, Xavier Candamo Dasilva, C.M.R.A, D.A.Q,  R.P.M.L. y J.T.C., todos asesinados mientras los movilizaba un deseo impostergable de transformación.

Reivindiquemos ese deseo, esa agencia, esa capacidad de decisión, la de la clase trabajadora, la de los campesinos y campesinas, que se proyecta en un porvenir que es múltiple. No consideremos la ausencia de una única meta trazada, de una sola alternativa, una falencia: si es terquedad transitar caminos imperfectos, ingenuidad ir en una dirección difícil y plagada de decepciones, seamos tercos e ingenuos. Si nos equivocamos, que sea en la dirección correcta.

Convocamos a fotógrafos y fotógrafas, diseñadores gráficos, dibujantes y artistas visuales de toda índole a enviar trabajos que hablen de este deseo de porvenires que ni las balas ni el terruqueo han conseguido acallar, imágenes que abran grietas por dónde podamos vislumbrar futuros que honren nuestro pasado de lucha y defensa de la vida, imágenes guía, imágenes faro, imágenes de restitución de un porvenir plural y la refundación de una república que está aún por ser imaginada.

Puedes subir tus aportes acá

Bases:
1. Cada persona o colectivo puede enviar la cantidad de un número ilimitado de imágenes.

2. La realización alcanza todas las técnicas de la gráfica contemporáneas, incluyendo impresión digital, técnicas combinadas, etc.

3. Formato de la obra: tamaño A4, resolución 300 dpi, blanco y negro.

4. Las obras serán subidas a la página de la RedCSur para ser descargadas y compartidas. Junto con esto, es posible que formen parte de acciones y muestras itinerantes en diversos contextos, además de ser difundidas en medios sociales, impresiones, fotocopias, etc.

5. Año a año, desde RedCSur editamos y publicamos un pequeño número de carpetas con las campañas gráficas a nivel regional, con autorías y algunos datos entregados en las bases.

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Giro Gráfico: Como en el muro la hiedra MUAC-UNAM, México

salas 7, 8 y Vestíbulo Arkheia
26.11.2022 — 28.05.2023

Giro Gráfico. Como en el muro la hiedra

Esta exposición presenta acciones gráficas en el espacio público llevadas a cabo por activistas y artistas en el cruce de arte/política en América Latina. La investigación, de carácter colectivo, señala cómo estas prácticas se vinculan con movimientos sociales más amplios, a la vez que transforman su comprensión del hacer y su capacidad de establecer lazos para constituir comunidades.

Más informaciones en: https://muac.unam.mx/exposicion/giro-grafico

Sábado 26 de noviembre

Apertura de exposición
11:00 h / Salas 7, 8 y Vestíbulo Arkheia

Charla inaugural
11:00 –  12:00 h / Auditorio MUAC
Conversación entre investigadores, activistas y artistas acerca de las obras, procesos políticos, iniciativas militantes, así como metodologías de investigación y curatoriales de la exposición. 

Participan:  Investigadores + artistas + activistas de la exposición.

Recorridos con investigadores + artistas + activistas
12:00 -13:30 h / Salas 7, 8 y Vestíbulo Arkheia
El Programa Pedagógico del MUAC te invita a participar en el recorrido con las curadoras de la Red Conceptualismos del Sur (RedCSur), Ana Longoni, Sol Henaro, Sylvia Suárez y Guille Mongan.

Acción serigráfica x Serigrafistas Queer
12:30-15:00 h / Patio P.B.
Trae tu playera para intervenirla, de forma permanente, con consignas que la colectiva Serigrafistas Queer ha coleccionado durante años en la participación activa en protestas políticas relacionadas con el cuerpo y los derechos de las disidencias en Argentina.

Domingo 27 de noviembre

Recorridos con investigadores + artistas + activistas

12:00 -13:30 h / Salas 7, 8 y Vestíbulo Arkheia
El Programa Pedagógico del MUAC te invita a participar en el recorrido con las curadoras de la Red Conceptualismos del Sur (RedCSur), Ana Longoni, Sol Henaro, Sylvia Suárez y Guille Mongan.

Asamblea abierta “Acción gráfica en el presente”
13:00 –  14:00 h / Auditorio MUAC
Como un eco del carácter colectivo de la exposición presentaremos una conversación con ánimo asambleario con artistas, activistas, investigadores y curadores de Argentina, Chile, Colombia, El Salvador y México. La charla desdoblará varios de los ejes temáticos abiertos en la exposición: el vínculo entre el arte y el activismo, las intervenciones en el espacio público, los diversos formatos y superficies de inscripción de consignas políticas, así como las redes históricas de politización en Latinoamérica, que obligan a plantear una naturaleza multiautoral del discurso gráfico regional. 

Participan: Investigadores + artistas + activistas de la exposición.

Giro gráfico no se limita a un espacio geográfico ni a una temporalidad; en cambio, revela un entramado de afinidades enmarcadas por las protestas sociales. Si bien se consideran algunas prácticas históricas ocurridas desde 1960, se enfatizan los eventos actuales, con lo que se busca vincular prácticas y modos de hacer dispersos para configurar un archivo del presente. La exposición reúne cerca de 400 obras que abarcan acciones, bordados, pinturas-pancartas, proyecciones en edificios, señaléticas intervenidas, ejercicios contracartográficos, camisetas y carteles.

El subtítulo de la exposición retoma un fragmento de la conocida canción “Volver a los diecisiete”, de la cantautora chilena Violeta Parra:

Se va enredando, enredando
como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando
como el musguito en la piedra.

Curaduría: Red Conceptualismos del Sur (RedCSur)

Exposición organizada por el MNCARS, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, con la colaboración del MUAC, Museo Universitario Arte Contemporáneo, UNAM, Ciudad de México.

[Descargar] Archivos del común III ¿Archivos inapropiables?

Ya se encuentra disponible para su descarga Archivos del Común III. ¿Archivos inapropiables?, publicación que recoge las presentaciones del seminario homónimo coorganizado por el Museo Reina Sofía y la Red Conceptualismos del Sur (RedCSur) en Madrid los días 23, 24 y 25 de septiembre de 2019.
El primer eje del libro, “Imaginación trans-institucional de lo común”, aborda las posibilidades, tensiones y estrategias que se dan en la frontera inter/intra/extra institucional, concibiendo políticas de archivo que exceden concepciones binarias o dicotómicas. El segundo eje, “¿Cómo instituir archivos inapropiables?”, es una incitación a rastrear estrategias y formas alternativas de hacer archivo –en particular aquellos de arte/política– no subsumidas a las lógicas de propiedad. Un archivo inapropiable requiere de una colectividad, requiere de nuestra organización. Esto incita a crear condiciones para un pensamiento colectivo que pueda encontrar nuevos caminos y otros modos de articulación comunitarios, institucionales y legales que habiliten su materialización. Por último, respecto al eje “Economía política de los archivos”, se plantea reflexionar sobre cómo la adquisición, gestión y clasificación de archivos de arte/política trazan mapas geopolíticos y se interceptan con una serie de otras economías cognitivas y de la información. Frente a políticas de apropiación que funcionan como saqueos contemporáneos de bienes culturales, a la fragilidad institucional y al progresivo desfinanciamiento de instituciones públicas, en este eje nos preguntamos: ¿por qué están los capitales privados tan interesados en los archivos de arte/política en la actualidad? ¿Qué formas de circulación, acumulación y especulación se trazan desde y para los archivos? Y al mismo tiempo, ¿qué otras economías de archivo se abren como alternativa? ¿Es posible proponer una economía feminista de los archivos? ¿Cómo irrumpen los cuidados, la corresponsabilidad, las redes de solidaridad y la autogestión comunitaria como economías alternativas, como otras políticas de archivos? 

Para descargarlo pincha en este [LINK]

Archivos del Común III. ¿Archivos inapropiables?
Editoras: Fernanda Carvajal, Moira. Cristiá, Javiera Manzi.
Autorxs: Sara Buraya Boned, Fernanda Carvajal, Moira Cristiá, María Mallol, Javiera Manzi A., pantxo ramas, Sol Henaro, Paulina E. Varas, Clemente Padín, Luis Elorriaga, Lourdes Fernández, Daniel Villegas, Isabel Bordes Cabrera, Robert Jarosz, Nuria Pérez Díaz, Sezin Romi, Carolina Santamarina, Judith Revel, Matthijs de Bruijne, Cecilia Vallejos, Ana Sánchez Llorca, Flavia Rando, Joaquín Vázquez, Francesca Alessandro, Pablo García Bachiller, Elena Lasala, Adriana F. Luque, Eva F. Luque, Ingrid Guardiola, Kate Crawford, Vladan Joler, Alessandro Gagliardo, Philip Rizk.

[Descargar] Giro gráfico. Como en el muro la hiedra

Ya se encuentra disponible para su descarga la publicación Giro gráfico. Como en el muro la hiedra, una colaboración entre el Museo Reina Sofía y la Red Conceptualismos del Sur. Este libro recoge los resultados de un proyecto de investigación desarrollado durante cinco años, y que toma forma en la exposición del mismo título. El despliegue gráfico y sus distintas formas de acción en un territorio cruzado por situaciones de represión y violencia política son algunas de las centralidades que busca examinar en cada una de sus páginas. Si bien no se trata de un mapeo exhaustivo de la gráfica política latinoamericana, es posible distinguir un análisis de episodios concretos para detectar las conexiones y relaciones de afinidad y contagio que se dan entre iniciativas producidas en diferentes lugares y contextos históricos. Aquí, lo gráfico es entendido de una manera abierta —englobando, por ejemplo, iniciativas de bordado colectivo o de creación de cartografías alternativas— y su investigación no tiene, en ningún caso, un ánimo totalizador.

Para descargarlo pincha en este [LINK]

Giro gráfico. Como en el muro la hiedra
Autorxs: Clara Albinati, Sebastián Alonso, Damián Cabrera, Lucía Cañada, Fernanda Carvajal, Nicole Cristi, Moira Cristiá, Fernando Davis, Tamara Díaz Bringas, Sol Henaro, Cristina Híjar, Ana Longoni, Javiera Manzi, María Angélica Melendi, André Mesquita, Fernando Miranda, Guillermina Mongan, Gabriel Peluffo, Elva Peniche, Juan Pablo Pérez, Miguel Piccini, Raúl Quintanilla Armijo, Suset Sánchez, Sylvia Suárez, Paulina E. Varas, Gonzalo Vicci.

Campaña gráfica por Ecuador: Inti Raymi de resistencia y zapateo por la dignidad

El actual levantamiento indígena en Ecuador, iniciado el 13 de junio, al igual que el emblemático levantamiento de 1990, se lleva a cabo en el período del Inti Raymi, o en castellano, fiesta del sol, que es la celebración más importante en el calendario agro-festivo de los Andes marcado por el solsticio. Desde el norte del país muchxs indígenas y mestizxs llegan a Quito zapateando, haciendo sonar la tierra, danzando, simulando los movimientos cósmicos circulares de traslación y rotación, cantando al sol, y tocando instrumentos como tambores y flautas. Es una manifestación de júbilo y lucha, también de indignación y de dignidad. El Inti Raymi marca un período de renovación, resistencia, y transformación. No se puede detener al sol. Asimismo, las ofrendas con fuego, humo sagrado, bebidas, flores, alimentos, semillas, y rezos a la Pachamama, actualizan la sacralidad de las luchas milenarias de todos los pueblos y nacionalidades del Abya Yala. Son acciones tan rituales como políticas. Estas marchas también involucran la toma de posesión de lugares y espacios a nivel territorial para reemplazar el orden establecido. La “toma de la capital” no es un acto vandálico, como los medios de comunicación dominantes han querido posicionar, sino la reapropiación de un territorio que ancestralmente les pertenece para hacer escuchar sus legítimas demandas que vienen desde hace más de cinco siglos. 

Un allanamiento ilegítimo

En el marco de la protesta nacional promovida por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, se produjo el allanamiento y la requisición de la Casa de las Culturas (CCE) por parte de la policía bajo el estado de excepción decretado por el presidente Guillermo Lasso. Esto constituye un claro atentado contra la autonomía de esta institución histórica, como garante de los derechos culturales en el país. Esta vulneración es aún más grave, tomando en cuenta que el ágora de la entidad ha sido lugar de acogida en anteriores protestas indígenas. El parque El Arbolito, ubicado al lado de la CCE, al que también fue prohibido el acceso, es considerado kurikancha, es decir, espacio de concentración sagrado. La CCE y sus inmediaciones son territorio protegido de los pueblos y las naciones indígenas, se trata de una zona de paz. Pero el gobierno, en esta coyuntura, lo ha querido transformar en cuartel. La  policía ha requisado con violencia esta institución, colocando en grave riesgo el patrimonio de todxs lxs ecuatorianxs y, a pesar de que se ha retraído la acción policial en su interior y se ha permitido a las comunidades su acceso, en los últimos días se realizó un brutal ataque con bombas lacrimógenas al interior de la misma y en su entorno, donde se encontraban niñxs, mujeres embarazadas, y ancianxs. Este es el acto más represivo y violento contra el movimiento indígena en la historia de la CCE, un acto dictatorial, de toma por parte de la policía, el Estado y las fuerzas oscuras de esta institución represora. El lugar de paz pasó a ser un lugar de ataque notoriamente asimétrico.  

Un paro que no para 

Los 10 puntos de las demandas de la CONAIE abordan aspectos fundamentales del sostenimiento digno de lxs ecuatorianxs que el gobierno neoliberal de Lasso ha desatendido: (1) reducción y congelamiento de los precios de los combustibles; (2) moratoria de las deudas en la banca pública, privada y cooperativa; (3) precios justos para los productos del campo; (4) mejoramiento del empleo y los derechos laborales; (5) no a la ampliación de la frontera extractiva minera o petrolera; (6) respeto a los derechos colectivos; (7) alto a la privatización de los sectores estratégicos; (8) políticas de control de la especulación sobre los productos de primera necesidad; (9) presupuesto urgente para salud y educación; (10) políticas efectivas para frenar la ola de violencia, crimen organizado y narcotráfico. 

A  las legítimas demandas del movimiento indígena del Ecuador se han sumado también los movimientos ecologistas, el movimiento de trabajadorxs, el movimiento feminista y  demás sectores sociales precarizados como lxs artistas, gestores culturales, y trabajadores de la cultura comprometidos con la justicia social. El contexto de estas demandas es histórico. Como ha recalcado Nina Pacari, dirigente kichwa histórica, no es algo coyuntural, sino que es parte de una lucha histórica, anterior al gobierno de Lasso, y evidencia varios asuntos pendientes de la protesta de octubre de 2019. 

El 25 de junio se realizó la marcha “Warmis x la paz y la justicia social”, que reunió a mujeres del campo y la ciudad. Feministas plurinacionales, diversas, internacionalistas, convocaron a esta gran acción en solidaridad por el pueblo ecuatoriano y en especial con las warmis de todos los pueblos y nacionalidades indígenas. Esta acción interpela nuestra noción de “paz” y nos hace preguntarnos: ¿Cómo entendemos la paz? ¿Paz para quienes y cómo? ¿Qué posibilidades y horizontes tiene la paz con justicia social? ¿Cómo acompañamos este proceso abierto de movilización?

En las calles, en las redes y en las plazas de todo el mundo

Desde la Red Conceptualismos del Sur, nos sumamos a la denuncia y al rechazo de la represión por parte del Estado y la criminalización de la protesta ciudadana por parte de medios de comunicación masivos, responsables, en gran parte, de reproducir y alentar el racismo encarnado en la población blanco-mestiza, y plegados acríticamente al discurso del gobierno. Mientras el gobierno de Lasso responde con violencia y vulneración de derechos, son cientos de detenciones, muchas personas seriamente heridas, al menos 5 personas asesinadas, y al menos 8 personas desaparecidas. Los medios amplifican la estigmatización de lxs manifestantes, haciendo que el movimiento indígena pase a ser identificado como terrorista. Al igual que en otros países, el racismo de las elites en Ecuador condena al movimiento indígena y lo tilda de vándalo mientras le exige silencio, sumisión y servicio. 

Hoy el pueblo de Ecuador vive una tensa calma, un escenario incierto, entre el paro nacional, la creciente represión policial y los intentos de diálogo. Nos parece ineludible sumarnos desde las calles, redes y plazas que habitamos para acompañar los zapateos de su resistencia. Hacemos un llamado a terminar con la represión estatal y a que el gobierno del Ecuador atienda de manera genuina y a cabalidad la demanda por la vida digna promovida por el movimiento indígena ecuatoriano. 

Nos solidarizamos con un llamamiento a la acción gráfica que multiplique fuerzas, trazos y complicidad transfronteriza. 

Para ello, y como hemos hecho en ocasiones previas (como ante la revuelta chilena, el paro nacional en Colombia, el golpe de Estado en Bolivia), convocamos a artistas y productores gráficos de cualquier parte del mundo a enviar sus producciones gráficas digitales (en cualquier técnica) para que puedan manifestar su solidaridad con el movimiento indígena ecuatoriano y llamen a detener la represión estatal. Es urgente. ¡Sus vidas importan! ¡Sus vidas son parte de nuestras vidas!

La campaña gráfica por Ecuador comienza YA y se extiende hasta el 15 de julio de 2022.

Se pueden enviar aportaciones a redcsur@gmail.com, Serán compartidas en la página de la RedCSur

#noalracismo #paronacionalecuador #noalamasacre #ParoNacionalEc2022 #Shunkuyay #kichwa #runa #ParoNacional #pensemoscolectivamente #CulturaEnResistencia #FeministasEnParo #ParenLaMasacre #NoEsGuerraEsTerrorismodeEstado #NosEstanMatando

Acerca de nuestras luchas… paro nacional 2022
Andrea Zambrano Rojas y Cory Massaro
Rapidógrafo y acuarela sobre cartulina e ilustración digital
Ecuador, 2022
Váyase Payasito
Danilo Zamora
Óleo sobre lino
70×90 centímetros
Cada quien para su llanta
Danilo Zamora
Óleo sobre lienzo
45×60 centímetros
Gente de bien
Fernando Dávila
Ilustración digital
28 de junio de 2022
Las armas no se disparan solas
Gabriela Serrano Soto
Dibujo sobre cartulina – bolígrafo – liquid paper
2022
 
Breve descripción:
El mapa del Ecuador enlazado con la tomografía del comunero indígena Byron Guatatoca. Asesinado presuntamente por miembros de la policía nacional el 21 de junio, 9º día del paro nacional 2022, en el Puyo. Este dibujo repasa el impacto del uso progresivo de la fuerza, concluyendo que, la muerte de un manifestante por parte de los supuestos garantes de los derechos humanos, es la potencial muerte de todo un pueblo. 
“Las armas no se disparan solas” 
Frase mencionada en mesa de diálogo, el 27 de junio del 2022.
Resistencia
Jennifer Freire
Aunque nos den la espalda, seguimos reclamando la importancia de la resistencia.
Esto no acaba aún, la lucha sigue. Diálogos sin acción, habrá represión y por supuesto, la erosión de esta «institucionalidad democrática».
Ilustración con marcadores y ceniza de restos de material bélico.
13cm x 20cm
2022
Una lucha legítima frente a una represión brutal
Marie Combette
LA CABINA DE LA CURIOSIDAD (@marie_combette)
El flautista
De la serie Sahumerio.
Dibujo de un manifestante en primera línea de batalla que se enfrentaba a la policía con un instrumento de viento conmemorando el Inti Raymi o fiesta del sol en Quito, en medio del contexto de la protesta social. La brillante fotografía original mostraba un grupo de manifestantes, con escudos e instrumentos de viento, este es un detalle.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
90 cm x 58 cm
2022
Luto Nacional
De la serie Sahumerio.
Escudo de armas del Ecuador. Día 10 de 18, dentro del contexto del paro nacional del Ecuador 2022.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
80 cm x 58 cm
2022
La llegada a Quito
De la serie Sahumerio.
Día 11. Detalle del arribo de manifestantes de las zonas rurales de la sierra centro del país. Después del llamado a la radicalización de la protesta dentro del contexto del paro nacional del Ecuador 2022.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
60 cm x 58 cm
2022
Guerrero caído
De la serie Sahumerio
A Guido Huatatuca, indígena Kichwa de 42 años, asesinado por una bomba de gas lacrimógeno que, según la policía, se incrustó de forma «accidental» en el rostro del manifestante durante las protestas del paro nacional en el Puyo Ecuador.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
65 cm x 60 cm
2022

Evidencia A y B
De la serie Sahumerio (Díptico)
Dibujo de la Radiografía 3D Frente y Perfil del cráneo del manifestante Guido Huatatuca, indígena Kichwa de 30 años, asesinado por una bomba de gas lacrimógeno que según la policía se incrustó de forma «accidental» en el rostro del manifestante durante las protestas del paro nacional en el Puyo Ecuador.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
90 cm x 58 cm
2022

Olla Comunitaria
De la serie Sahumerio.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
60 cm x 65 cm
2022
 
El oro negro o el corazón de la contradicción progreso v/s ambiente
De la serie Sahumerio
DIBUJO de un taladro para extracción petrolera en la zona amazónica del Ecuador. La baja y focalización de los precios del combustible fueron la principal causa de las demandas del levantamiento indígena.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
84 cm x 58 cm
2022
La quema de llanta
De la serie Sahumerio.
Día 9 de 18, dentro del contexto del paro nacional del Ecuador 2022.
Geovanny Verdezoto
Tinta sobre papel
115 cm x 84 cm
2022

DEVENIR OTROS CUERPOS

Experiencias de resistencia de los años ochenta en Uruguay

Performance exhibida como parte de Sal-si-puedes realizada por Nelbia Romero, Helena Rodríguez y Claudia Sambarino. Foto: Carlos Etchegoyen

Devenir otros cuerpos. Experiencias de resistencia de los años ochenta en Uruguay es un proyecto de investigación que tiene como objetivo rastrear escenas y prácticas artísticas desarrolladas en Uruguay, en el entorno de los años ochenta, a través de la reunión de un conjunto de materiales documentales. El resultado de este trabajo culmina en esta web que funciona a la vez como exposición y como archivo.

La iniciativa propone ampliar la investigación realizada para Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los ochenta en América Latina. Este fue un proyecto de investigación y exposición curado por la Red Conceptualismos del Sur (RedCSur) y realizado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) en el 2012. Perder la forma humana tuvo como objetivo central realizar un mapa exploratorio de las prácticas artísticas y políticas vinculadas a experiencias de resistencia y libertad, en las que el recurso del cuerpo como soporte artístico y político fue prioritario.

Devenir otros cuerpos se propone identificar casos de prácticas artísticas y políticas que ocurrieron en Uruguay en el período de dictadura cívico-militar y su posterior transición a la democracia, a partir de problemas y preguntas comunes en la región y en diálogo con la investigación de Perder la forma humana

Polizonte de Pepi Gonçalvez Foto: Marcelo Isarrualde

Marcha de las antorchas Foto: Nancy Urrutia

La investigación se estructura a partir de nodos temáticos que construyen una posible lectura de los diferentes elementos que se muestran: Escenas subterráneas, Disidencias sexuales, Feminismos, Activismo y Acción gráfica. Muchas de las prácticas artísticas y de las personas que las llevaron adelante se vinculan a más de un nodo ya que no son pensados como compartimentos estancos sino más bien como categorías que en muchos casos se solapan.

Con esta iniciativa se busca facilitar herramientas y elementos para profundizar el estudio de este período en Uruguay, y darle lugar en la historia a aquellas prácticas que frente al colapso social y político desarrollaron nuevas formas de subjetivación y agenciamiento. 

Petru Valensky en Controversia

Banda tocando en la Cooperativa del Molino. Foto: Cortesía de Blister doc, TV Ciudad

Este proyecto está pensado en función de su continuo crecimiento. No pretende plantear una lectura exhaustiva y totalitaria sino abrir puertas a nuevas lecturas en constante desarrollo. Por esta razón, estamos abiertas al surgimiento de nuevos materiales y elementos que se puedan sumar, así como a la revisión de materiales que ya se encuentren aquí. Para esto nos pueden escribir a devenirotroscuerpos@gmail.com

Curaduría e investigación: Agustina Rodríguez, May Puchet, Eugenia González

Investigador asociado: Diego Pérez

Diseño: Sergio Sosa y MACMO

Educación: Pablo Pérez

Jóvenes en campamento Libertad la otra historia


Agradecimientos
Adriana Lagomarsino, Adrianita Rodríguez, Alejandro Tagliaferro, Alexandra Novoa, Álvaro Queiruga, Anáforas, Ana Richero, Ana Tiscornia, Andrea Blanqué, Andres Linardi, Angela Lopez, Augusto Sbarbaro, Beatriz Battione, Cecilia Álvarez,  Clemente Padin, Clotilde Garro, David Gonzalez, Diana Mines, Diego Sempol, Eduardo Milleris, Elena Neerman, Eleonora Navatta, Estela Peri, Fernán Cisneros, Fernanda Aramuni, Fernando Tenreiro, Gabriel Peveroni, Gerardo Michelin, German Geis, Gonzalo Núñez, Guillermo Baltar, Guillermo Casanova, Gustavo Wojciechowski, Héctor Bardanca, Heidi Siegfried, Ibel Torchia, Inés Olmedo, Isabel de la Fuente, Juan Colla, Julio A. López, Lala Severi, Lalo Barrubia, Laura Haiek, Lilián Castro, Leandro Delgado, Leonello Zambon, Luis Bravo, Luisho Diaz, Maida Moubayed, Manuel Carballa, Marcelo Otero, Marcos Clash, María de la Fuente, María Gravina, Marianela González, Mariela Blanco, Marisa Silva Schultze, Marta Pagliano, Martin Cerchiari, Martín González, Maximiliano Basile, Mónica Packer, Nancy Urrutia, Omar Bouhid, Oscar Larroca, Pablo Bielli, Paola Dalto, Patricia Bentancur, Pedro Dalton, Pepi Gonçalvez, Petru Valensky, Pilar González, Rafael Juarez, Rosario González Robado, Rosanna Peveroni, Stella Vidal, Silvia Guerra, Teresita Romero, Tüssi Dematteis, Verónica Silva, Willy Terzano

ARCHIVO ROMERO POR/VENIR

LLAMAMIENTO

El archivo de Juan Carlos Romero fue durante toda su vida un espacio de construcción colectiva. Fuimos muchxs lxs que lo consultamos y también lxs que dejamos allí “algo” especial que pensamos podría interesarle (a él o a quien fuese a revisarlo un tiempo después). Así, pero sobre todo por la práctica archivera contínua, apasionada y sistemática del propio Juan Carlos, el archivo se fue poblando de publicaciones, libros, revistas, afiches, obras gráficas, pequeños objetos, libros de artistas, cajitas de metal o cartón cargadas de objetos, papeles, fotos, recortes, entre muchas otras “reliquias”. Cada material tenía su pequeña gran historia, había llegado de la mano de alguien en una circunstancia especial y por ello se había ganado su espacio en ese archivo que nunca dejó de crecer. Romero atesoraba en su memoria y en su hacer cada objeto y su historia, y alcanzaba con preguntarle para desatar un relato y para saber dónde estaba ubicado cada documento, de dónde había llegado, si guardaba algún material de tal o cual suceso…

Enterarnos de la disolución, venta, dispersión y consiguiente desaparición de ese archivo como proyecto colectivo y público, en las circunstancias en que ello sucedió luego de la muerte de Juan Carlos en 2017 (véase por ejemplo https://www.clarin.com/cultura/venden-exterior-mayor-archivo-afiches-politicos_0_bb1kOj1ZE.html), fue y es una noticia que aún nos cuesta digerir y a la que no podemos resignarnos. Ante esta pérdida pero también movidxs por la pulsión archivera que aprendimos con Romero, imaginamos este proyecto, esperando que (nos) ayude a reparar al menos en parte esa pérdida, que afecta gravemente la memoria colectiva. Sabemos que es inviable aspirar a recuperar el archivo en su totalidad, pero quizá no lo sea impulsar entre muchxs un proyecto capaz de reconstruir o reinventar algunas zonas de su archivo a partir de multiplicar sus modos de hacer, y volviéndolo un gesto colectivo, incluyendo incluso aquellos materiales que suponemos que se hubieran sumado si hubiese seguido existiendo en los años recientes. Se trata, pues, de retomar y continuar el archivo de Romero, invocando su pasión generosa por reunir, guardar y compartir preguntas y hallazgos.

Inspiradxs en la experiencia del artista conceptual Clemente Padín, quien perdió su archivo por acción de las dictaduras uruguaya y chilena cuando era preso político y logró recuperarlo luego gracias a la solidaridad internacionalista (véase la historia completa acá), estamos convocando a artistas, activistas, investigadores, amigxs de Romero a ser partícipes de este gesto colectivo, enviando materiales (fotos, videos, afiches, revistas y fanzines, objetos y otros documentos) vinculados a distintas iniciativas en las que participó Romero o que continúan su huella. Les invitamos a sumarse a este “Archivo Romero por/venir”. 

Partimos de la tristeza que nos produce esa falta, pero también de la certeza de que muchxs de nosotrxs hemos conservado fragmentos de ese archivo (porque Romero nos los compartió, o porque fuimos parte de su hacer). No aspiramos a completar un archivo cerrado, sino a emprender el gesto de (re)construir y reinventar un archivo del común, siempre en proceso, siempre colectivo, siempre fragmentario e inacabado. “Activar la imaginación archivística” (tal como propone el llamamiento Por una política común de archivos) como un modo de conjurar esa pérdida e invocar nuevas formas de hacer archivo que permitan alimentar nuevas investigaciones, usos y activaciones. 

Proponemos una primera fase de tres años (2022-2024), tiempo suficiente para reunir material (impreso y digital) vinculado a distintas iniciativas en las que Juan Carlos participó o impulsó, conservarlo, ordenarlo, clasificarlo, y disponerlo a la consulta pública. El material estará disponible a la consulta en físico y en la web de archivos en uso (www.archivosenuso.org), así como en otras iniciativas afines que multipliquen su acceso.

Estamos empezando a buscar algún apoyo o subsidio que permita encarar esta primera fase. En una etapa posterior se espera realizar una publicación y una exhibición que den cuenta del proceso y activen el nuevo archivo.

Esperamos que se unan a esta iniciativa de múltiples maneras: colaborando con el proyecto, enviando material, difundiendo y apoyando esta convocatoria… Hemos abierto una casilla de mail a la que pueden enviarnos sus propuestas (archivoromeroxvenir@gmail.com). Allí mismo, recibiremos los envíos de documentos digitales o fotos en formato JPG o TIFF o PDF en 300 dpi. Si se trata de materiales físicos nos pueden contactar por allí mismo para combinar la entrega o bien las pueden enviar por correo postal a Archivo Romero por/venir, Pasaje Evaristo Carriego 1023 (1406) CABA, Argentina. Adjuntamos al final una breve ficha para que nos provean información de los materiales.

Les mandamos un gran abrazo,

Archivo Romero por/venir

Grupo impulsor: Lucía Bianchi, Lucía Cañada, Fernando Davis y Ana Longoni (Red Conceptualismos del Sur)Con apoyo de la Red Conceptualismos del Sur

Primeras adhesiones: Archivo Hotel Dadá, Eden Bastida Kullick, Silvio De Gracia, Javier Del Olmo, Liliana Di Negro, Fundación Luis Felipe Noé, Andrés Garavelli, Marcelo Lo Pinto, Ana Maldonado, Samuel Montalvetti, Ana Montenegro, Sandra Mutal, Luis Felipe Noé, Hilda Paz, Juan Pablo Pérez, Cristina Piffer, Rebekah Pite, Elvio Romero, Elga Romero, Viviana Sasso, Alejandro Thornton, Hugo Vidal, Ivana Vollaro…

Pueden seguirnos en:

IG: @archivoromeroporvenir

FICHA para el envío de material

El envío puede estar acompañado por toda la información que permita contextualizarlo (sobre la realización de la pieza, sobre cómo llegó a sus manos, etcétera). Les compartimos una breve ficha para completar con algunos datos del material que envían:

-Autor/es o colectivo

-Título/nombre

-Año

-Lugar

-Tipo de material y formato

-Breve descripción o relato (escrito y/o sonoro) sobre el material o la acción enviada

Giro gráfico. Glosario

La exposición Giro Gráfico. Como en el muro la hiedra (18 mayo – 10 octubre, 2022) incluye en el Museo Reina Sofía manifestaciones gráficas surgidas en contextos opresivos de América Latina desde la década de 1960 hasta la actualidad. En ellos, mostrar y proyectar hacia el espacio común realidades menos visibles fue –y sigue siendo en la actualidad– un tema urgente y necesario. De ahí surgen propuestas de bordados, serigrafías, carteles y otras experiencias que encuentran su nexo común en el mostrar a través de la palabra, de la imagen y de la matriz. Para abarcar las diferentes realidades de América Latina, en la exposición, coordinada por la Red Conceptualismos del Sur, ha trabajado un amplio cuerpo de investigadoras que participan ahora del glosario propuesto para esta lista de reproducción.

En el glosario se abordan conceptos fundamentales de la exposición, como el propio término “giro gráfico” o el subtítulo de la exposición “como en el muro la hiedra”, y otros como “Nicaragua”, “cuerpos gráficos” o “territorios insumisos”. El glosario se construye de manera coral a través de la voz de las investigadoras que han participado en la muestra. La escucha del glosario sirve tanto como para la preparación de la visita como para acompañar durante la misma, como un espacio de reflexión posterior y como un archivo que deje otro rastro de la investigación cuando la muestra ya no pueda visitarse en el Museo.

Los audios del glosario tienen distintas calidades sonoras, puesto que han sido enviados en remoto usando cada investigadora, los medios que tenía a su disposición. No hemos querido obsesionarnos con arreglar estas cosas, pues creemos que las distintas cualidades del sonido permiten escuchar algo de las investigadoras y de su espacio de trabajo que de otro modo quedarían anuladas. Aprovechamos para agradecer su compromiso y generosidad al enviar la información solicitada en cada caso.

Este glosario está disponible en la Radio del Museo Reina Sofía

Tamara, nuestra casa, nuestro jardín

A propósito de la muerte de nuestra querida amiga historiadora, curadora e investigador Tamara Díaz Bringas (1973 – 2022), compartimos el texto de Ana Longoni que recoge parte de sus recorridos, tramas y complicidades que atravesaron fronteras y la conmovedora y valiente carta leída en el marco de la inauguración de la exposición Giro Gráfico por Ignacio Nacho Montenegro.

Tantos pequeños rituales que nos inventamos

por Ana Longoni (publicado en Revista Anfibia)

Tamara Diaz Bringas (1973-2022) fue una historiadora del arte cubana que vivió y trabajó diez años en Costa Rica y los últimos trece años en España. Investigadora, curadora, escritora, impulsora de múltiples proyectos y espacios, fue también integrante de la Red Conceptualismos del Sur y coordinadora de Actividades Públicas del Museo Reina Sofía, curadora y coordinadora editorial en TEOR/ética, responsable de la X Bienal Centroamericana de Arte y de la 31 Bienal de Pontevedra. Pero antes o además de todo lo mucho que hizo, Tamara fue una queridísima amiga de muchísima gente, constructora de redes afectivas abigarradas y enredadas, dispersas desde su mar Caribe hasta Galicia y más allá. En todos los sitios por los que anduvo dejó trazas delicadas y entrañables, finas pero fuertes raíces como las que sostienen secretamente un manglar.

En los pocos y difíciles días que llevamos sin ella (o con ella en otros planos, de otras formas), ¿cómo rozarla a través de la escritura, cómo encontrar las palabras que nos sacudan el silencio, que den alguna forma al dolor que nos habita, pero sobre todo que hablen de ella viva, que alcancen a manifestar para quienes no la conocieron algo de su valentía y su dulzura, su capacidad de cambiar concretamente y de maneras inexorables el mundo alrededor? ¿Cómo dar a conocer la fortuna de haber compartido estos años con ella, incluso este último año difícil de enfermedad: su preciosa lección de defender la vida, y también de despedirse de ella?

1.

Fue hace una semana. El jueves miré el teléfono al despertar y allí estaba la mala nueva. Quedé muda, entre espasmos de llanto y absurdas fugas al hacer-hacer. El tiempo del duelo es cíclico y circular, como nos enseña la viejita wichi sentada al pie de un añoso jacarandá en la película “El etnógrafo”, cuando responde a la pregunta sobre cuándo murió su marido señalando con los ojos hacia la copa del árbol: “cuando el árbol estaba florecido”. Así, cada vez que el árbol florezca, cada vez que sea jueves a la mañana y abra los ojos…

Abro los ojos y también la ventana (te he mandado, Tam, tantas fotos de esa primera luz de la mañana entrando a la habitación que ocupo hace unos meses), y en el techo de la casa de enfrente, posados en una vieja antena de televisor, dos pájaros: una paloma torcaza y otro más pequeño -quizá un pichón que ya aprendió a volar- achuchado por la lluvia que ha caído fuerte esta madrugada. El pequeño se queda allí parado un largo rato, juntando fuerzas para el vuelo.

Hoy es otro día. Abro los ojos y la ventana, busco al pájaro. Está nublado, el cielo gris, la antena vacía. Miro el vacío un ratito, sin decidirme a salir de la cama. De golpe, aparece. El pájaro se ve más entero que ayer, se emprolija las plumas o quizá se despioja, no deja de mover la cabecita hacia su propio cuerpo. Como una caricia.

Eso que parece intrascendente o diminuto, cuestión menor, eso es lo que Tamara trataba como un enigma y aprendía a develar.

2.

Prestar atención a lo pequeño: aproximarnos hasta rozar las texturas íntimas, los poros de las cosas, sus nervaduras y sus fluidos. Así se movía Tam con todo. Atenta como lince, sensible como anémona, nada de lo que acontecía alrededor le pasaba inadvertido. Una percepción amplificada y amorosa, un pensar con el cuerpo a toda hora.

Lo define ella misma, ante la pregunta de Miguel López acerca de por qué el título escogido para la antología de sus textos, Crítica próxima. Su respuesta condensa un programa vital e intelectual:

“Ante aquella ficción de la ‘distancia crítica’ prefiero situar mi práctica desde la proximidad. La idea de estar implicada, de ser parte de los procesos con los que trabajo, de producir crítica, escritura o conocimiento con otros, junto a otros, más que sobre ellos. Frente a los supuestos de una crítica neutra, objetiva y de un sujeto desencarnado, que todo lo ve, el feminismo defiende una perspectiva parcial, un pensamiento encarnado, situado, implicado en un contexto concreto desde el que se investiga o se escribe. Propongo entonces ‘crítica próxima’ en consonancia con una epistemología feminista, y en ese sentido la proximidad sería también la del cuerpo,  entender que el pensamiento pasa por el cuerpo. Por otra parte, ‘crítica próxima’ podría remitir a lo que viene, a un inmediato porvenir, y me gusta pensar la práctica crítica y curatorial como interpretación e intervención en el presente, y también como modo de imaginar otros futuros”.[1]

Fue ese mismo párrafo el que elegí leer al comenzar la primera reunión de coordinación del departamento de Actividades Públicas del Museo Reina Sofía a la que ella no pudo asistir cuando se declaró la enfermedad, hace justamente un año. Tam había instituido esas reuniones, en la que logró poco a poco, con su modo artesanal (tejer urdimbre, amasar barro), que ocurriesen dinámicas transversales de trabajo, se materializaran complicidades y sinergias entre personas y equipos que antes apenas sabían l+s un+s de l+s otr+s, quebrando esa lógica de parcelas herméticamente ensimismadas que tiende a predominar en el museo.

Ella iniciaba cada una de esas reuniones compartiéndonos un trozo de película de Alejandra Riera, o un dibujo en lápiz de la hondureña Xenia Mejía, o un diagrama de Fran Cabeza de Vaca,  o algún texto o canción dedicadamente escogidos, y ante el que nunca explicitaba ninguna razón o justificativo. No estaban allí en función de explicar o ilustrar nada. Ese desacomodamiento o incomodidad, ese dejarnos perplej+s o desorientad+s, en silencio ante la aparición de un hallazgo que no es la pieza que falta en el puzzle sino una pieza nueva hecha de un material desconocido, que no encaja en ninguna parte y abre una brecha, otro orden de posibilidades.

Así Tam nos sacudía con delicadeza la burocracia de encima y nos hacía recordar sin decirlo que estábamos allí, trabajando en ese museo, por la capacidad de conmoción y de estremecimiento que el arte puede llegar a hacernos sentir.

“¡Buen día!”.  Un potlatch como lluvia fresca e inesperada, en medio de una compleja, multitudinaria y abrumadora jornada de trabajo, esa era Tamara. Llegar al museo cada mañana y encontrarla ya allí trabajando, concentrada, su figura delgada envuelta en sus vestidos, sus pañoletas y sus zapatitos coloridos, y ante todo esa sonrisa luminosa que se desataba desde los ojos y le sacudía el cuerpo entero. 

La inteligencia sensible y discreta con la que veía las cosas, aunque se mostraran arremolinadas, confusas y ásperas, y su capacidad de buscar el lugar desde el que pudieran desplegarse de otro modo, más amable y considerado. Más dulce y vital. Capaz de entender, sin tomar distancia, la trama de las cosas, la gente y sus latidos.  

3.

Conocí a Tam en el PEI[2]  en 2008, como parte del potente grupo en que estaban entre otr+s Nancy Garín, Aimar Arriola, Linda Valdez, Miguel López, Fernanda Nogueira y Sol Henaro. Fue justamente la querida Sol la que unos años después la impulsó a entrar a la Red Conceptualismos del Sur, cuando ella estaba encarando el proyecto de dar forma al gigante archivo de Rolando Castrillón, en Costa Rica. Fue a partir de entonces que empezamos a colaborar estrechamente, viviendo ella en Madrid y yo en Buenos Aires, a tejer complicidades e idear tácticas para paliar la precariedad y el riesgo en el que sobreviven los archivos de artistas en América Latina.  

Hablábamos, muy a menudo, sobre Cuba. A Tam le dolía la isla, la situación desesperada de la gente, el autoritarismo del poder y también la negativa (¿o negación?) de la izquierda latinoamericana a pensar el dilema y tomar posición. Sol rememoraba hace poco el gesto calmo y desafiante de Tamara al tomar la palabra desde el público -cuando inauguramos la exposición colectiva “Perder la forma humana”  en 2012 en el Reina Sofía, sobre cruces entre arte y política en los años ochenta en América Latina- para interrogarnos sobre qué hacer con Cuba, tan a contramano de los lugares comunes más instalados en la militancia y la intelectualidad bienpensante.  

La hemos escuchado contar la experiencia de haber nacido y crecido en Matanzas en los setenta y ochenta y sus historias de joven pionera enviada a la cosecha. Estudió historia del arte en La Habana en medio de la feroz crisis de los años noventa,  en tiempos de tan extrema escasez que recordaba haber comido pizza que en lugar de queso tenía encima preservativos derretidos… Nunca, nunca se victimizaba, adoraba su isla, su mar, su gente: lo echaba muchísimo en falta. Pero no cejaba en llamar la atención con tanta firmeza como delicadeza sobre la falacia del discurso revolucionario sostenido a costa de tantas privaciones y persecución. Como tant+s cuban+s, al migrar devino en sostén económico de su familia, siempre atenta a las formas inciertas de hacerles llegar, comida, medicinas o lo que necesitaran. Jamás la escuché quejarse, nada más ajeno a ella que el lamento, siempre sonriente y generosamente dada al resto. No perdonaba, eso sí, que el Estado cubano le hubiera impedido acompañar a su padre en la agonía, como sorda represalia por haber migrado.

Fue gracias a su invitación que viajé en 2016 a El Salvador, cuando ella estaba curando la X Bienal Centroamericana y me propuso el desafío de colaborar en un ejercicio de activación del trabajo que algunos jóvenes artistas salvadoreños (The Fire Theory y Fredy Póker Solano) estaban haciendo en los maravillosos archivos del MUPI (Museo de la Palabra y la Imagen).

A veces lográbamos interrumpir un rato la interminable jornada laboral y nos escapábamos  a almorzar junto a Lidia Blanco a un pequeño restaurant italiano en la calle Argumosa, su preferido. Pero la mayoría de los mediodías llevaba su tapper al jardín del museo o al despacho de sus querid+s amig+s de Exposiciones Temporales, adonde había sido becaria unos años antes.

4.

En 2018, al cumplirse diez años de la fundación de la Red Conceptualismos de Sur, organizamos una reunión plenaria en Buenos Aires que sesionó fundamentalmente en casa de Mabel Tapia, en Parque Chacabuco. Fue en esa terraza que Tam nos puso al tanto de la gravísima represión que se estaba viviendo en Nicaragua, cuando la represión del gobierno de Daniel Ortega ocasionó en esos días la muerte de trescientos jóvenes en las calles. Y nos convocó a solidarizarnos con los manifestantes replicando la acción de los “picos rojos”.

Munida apenas de un lapiz labial rojo, Tam se pintó y nos pintó, nos pintamos las bocas, y con ella nos reímos y nos enredamos en ese pequeño acto desafiante y a la vez festivo. Porque para ella la acción política podía ser también desacato alegre, un baile desobediente, un guiño. 

A inicios del confinamiento, en medio de tanta incertidumbre y aislamiento, Tam nos propuso juntarnos a compartir lecturas, experiencias, sensaciones, silencios. De allí nació el grupo Respirar, una de las experiencias colectivas más radicales que me ha tocado vivir trabajando en el museo. Nos reunimos durante meses una vez por semana personas de distintos departamentos para leer o escuchar o simplemente estar con otr+s, derivando por donde nos llevara el deseo, quebrando cualquier lógica productivista, cuidándonos y respirando junt+s cuando todo se cerraba alrededor.

Más tarde viajamos -cuando las condiciones lo permitieron y gracias a la propuesta de Isabel de Naverán- a la residencia Azala, en el País Vasco, abocándonos a leer colectivamente (un acto performático, entre serio y errático, concentrado y jocoso) La vida de las plantas, de Emanuele Coccia. Fue allí, entre nieve y meditaciones en movimiento, que Tam nos propuso bailar un #Guaguancuir, una acción de solidaridad con el Movimiento San Isidro y el 27N en Cuba. ¿Cómo contraponernos a la violencia de Estado estando tan lejos? Partimos de eso, de un gesto. Nos pusimos pelucas y plumas. Y emulamos torpemente una coreografía callejera en apoyo al artista Luis Manuel Otero Alcántara, para llevar a nuestros cuerpos y desde ellos un acto vital contra el miedo y la violencia. “Porque si no puedo bailar, no quiero ser parte de tu revolú”. Ese día era su cumpleaños. Más tarde Tam nos dijo que le habíamos regalado la mejor canción.

5.

Cambiar algo alrededor. De eso se trata su lección política o mejor vital, lejos de cualquier ampulosidad o retórica vacía. Como en el Jardín de las Mixturas, un sitio donde Tam vibra bonito. Desde hace más de cuatro años, las jardineras (Alejandra Riera, un grupo de trabajadores del museo y vari+s otr+s “extern+s” que se han ido sumando) revolucionamos el jardín del viejo edificio Sabatini. Dos parterres, uno de sol y el otro de sombra, se liberaron de la convención del resto del jardín. No más riego automático, ni rejas alrededor, ni césped prolijamente cortado. Empezaron a aflorar otras plantas (las fresas salvajes, antes que nada), se cobijaron especies nativas y medicinales. Un contraste abismal en el que empezaron a dejarse ver formas de vida no humana  (plantas y hongos, pájaros y murciélagos, insectos, orugas).

Un banco enfrentado a otro en el parterre de sol: una medida tan sencilla como cambiar la disposición de los asientos para permitir que la gente se reúna allí a comer, a conversar, a tomar solcito. Ese pequeño movimiento ya generó que se altere completamente el uso del jardín. Dar cabida a una comunidad.

Cada martes nos juntamos a trabajar en el jardín, a veces much+s, a veces poquit+s, Tamara siempre. Y en verano, tres veces por semana, a regarlo a mano. Lo que al principio fue leído como una zona abandonada o descuidada o dejada a su suerte, hoy se vislumbra como otro jardín posible.

Revolucionar el museo en una escala invisible. Microscópica y honda. Dejar sentadas las posibilidades de que allí ocurra algo, lentamente, con su propio ritmo y contingencias. Sin imposiciones ni reglas ni plazos.

Una querida amiga me consuela en estos días con la imagen de una hoja seca que se desprende del árbol, cae y se integra a la tierra, la vuelve fértil. “Hay que aprender a dejar ir”, me dice.  Las metáforas vegetales: ser humus, diseminarse en semillas, volverse un jardín. En un sentido material y concreto,

Tam ya devino jardín, hace tiempo.

6.

Lo último que hice antes de irme del museo fue regar sus plantitas. Su despacho estaba al lado del mío, y mientras en el mío no lograba sobrevivir ninguna planta (¿por falta de luz? ¿por exceso de tensión?), ella había logrado un vergel en el que se enredaban potus, cactus, suculentas y otras especies  que  cubrían el piso y avanzaban por la pared de vidrio.

Cuando se enfermó y tuvo que dejar el museo en marzo del año pasado, me encargó que las cuidara. En los cuatro meses que pasaron hasta que yo me fui del museo, cada vez que me acercaba con la botella de agua a regarlas y saludarlas, encontraba signos de otras presencias cuidadoras de esas plantas. La tierra húmeda, las enredaderas encaminadas. Alguien más, seguramente Dani, o quizá Sara, o Yuji, tal vez Maite, Isaac, Hilda o Antonio, cuidaban de ese jardín mientras Tamara no estaba. 

Me fui tranquila.

7.

El proceso de la enfermedad duró un largo año. Tam lo vivió con una valentía y una entereza sobrecogedoras. Claro que tuvo miedo, miedo por ella, miedo también por el futuro de su familia. Pero ante un diagnóstico lapidario, exploró alternativas para sentirse mejor, acudió a otros saberes que pudieran ayudarla, se dejó querer: un platanito con arroz y frijoles preparado por su mamá Blanca, los zumos con que empezaba el día gracias a las alquimias de su sobrina Aurora y al envío semanal del cajón de frutas y verduras de  sus amigas cubanas, las risas con las que recibió a su esperada hermana Miry vestida de astronauta por el protocolo covid, el reiki que canalizaban Marta y Ana para ayudarla a respirar y a descansar, los ramos de flores silvestres de la secta tamarista, la puesta de sol desde su balconcito madrileño, allí mismo donde sus amig+s se acercaron a cantarle las mañanitas en su último cumpleaños, los chorritos de agua de la piscina cercana a su casa masajeando su espalda, una escapadita con Orestes a ver el mar o con Bea y Fer a pasar el día en las sierras… Y tantos pequeños instantes de felicidad. Tantas velitas prendidas. Tantos pequeños rituales que nos inventamos.

Quizá la mayor lección, la que no deja de asombrarme, es cómo  Tamara cuidó hasta el último instante, atenta y amorosa, el estado de ánimo de su familia, la biológica y la afectiva, esa red hermosa diseminada por muchas partes. Hasta nos ideaba modos de acompañarla a quienes estamos lejos. Cuando no podía leer, nos pedía que le compartiéramos nuestras lecturas por audio. Esperaba las horas de la mañana, en que se sentía más fuerte, para mandar mensajitos con su mejor voz. Se despidió amorosamente de cada un+ de nosotr+s, un+ a un+, cuando apenas le salían las palabras, sin dejarnos de sonreir y alentar.

Es alucinante, pero en este duro año -entre ingresos al hospital, quimioterapia, máquina de oxígeno y tantas complicaciones- no dejó de acompañar concienzudamente los proyectos que ya había iniciado. Los martes que pudo fue al Jardín de las Mixturas.  También estuvo presente en “El hacer de las formas”, el ciclo que armó -junto a Jon Ander Tomas- en el museo insistiendo en dar escucha a los modos de pensar y producir de l+s artistas, en el taller de nudos y tejidos de Eva Lootz, en la deriva colectiva por los caminos subterráneos del agua del centro de la ciudad de Madrid junto a Carme Nogueira.

Incluso Tam inauguró en noviembre pasado la exposición “El pasado delante” en Casamérica. Leyó allí, con su aparato de oxígeno y su vocecita poblada de entereza y dulzura, el poema de la escritora maya K’iché Rosa Chávez que empieza diciendo: “Dame permiso espíritu del camino/regálame permiso/ para caminar/ por este sendero de cemento/ que abrieron en tu ombligo”.

El primer día de este año, nos compartió un breve video en el que proponía un 2022 de transformaciones amables. Ya ingresada estos últimos días al hospital, y muy consciente de la despedida, fue capaz de montar una preciosa exposición en la habitación con los dibujos, fotos, mensajitos y flores que le hacíamos llegar. Una tarde, cuando Sally Gutierrez entró a visitarla, y luego de bromear con que le había tocado una habitación en el pabellón Sur, le pidió que abriera las persianas para ver jugar las sombras que los árboles de afuera y las flores de adentro proyectaban sobre las paredes. Registraron para quienes no estuvimos allí una preciosa película en los minutos que duró el turno de la visita.

Volver mágico y bello el momento más difícil.

Unos días antes de la última internación me mandó un mensaje con un hilito de voz para contarme que no estaba bien, que ya no podía caminar. Lo escuché en medio de un bosque de pinos al lado del mar en Pehuencó, le mandé una foto de la copa del árbol y un fragmento del cielo, y le conté que ese día mi hijo, su novia y yo, en pleno viaje a la Patagonia, habíamos enfermado de Covid. Nada, nada grave.  Enseguida respondió para consolarme y contenerme ella a mí. Ay.

8.

He estado leyendo estas semanas “A la salud de los muertos” de Vinciane Despret. Entre otras indagaciones sobre los lazos que unen a viv+s y muert+s, los modos en que l+s muert+s se comunican, se hacen presentes y nos hacen hacer cosas, presta especial atención al territorio de lo onírico.

El domingo siguiente a su muerte, convocamos a un círculo de la palabra y el silencio para abrazarnos a la distancia entre la gente de la Red Conceptualismos del Sur. Fernanda Nogueira contó el sueño que tuvo la noche anterior al encuentro: Tamara la llevaba a un sitio lleno de personas desconocidas para ella y entre sí, pero cuyo lazo en común era Tam.  Eso le producía mucha confianza. Tam l+s proponía bailar en grupos, enseñándoles algún paso o movimiento… Ponernos a bailar, hacernos encontrar, trazar vínculos y entrecruzamientos: volvernos un manglar.  

Yo misma soñé, la madrugada en que ella murió, en blanco y negro, como si fuese una película vieja. Veía venir a una querida amiga, Claudia, que murió en 1995 de sida, caminando sin decir palabra hacia mí. Hace tiempo que no se me aparecía en sueños. No me intranquilizó su presencia, al contrario. Elegí entenderlo como una señal de que Tam no estaría sola.

Vuela-vuela.

[1] Tamara Diaz Bringas, Crítica próxima, Teorética, San José de Costa Rica, 2016, p. 169

[2] Programa de Estudios Independientes del MACBA, Barcelona.


Estelí, 10 de mayo de 2022

Tamara:

Qué extraño escribirte ahora, querida. Aunque no, realmente. Sigo hablando con vos. Como siempre que hablábamos, hablábamos no de arte, sino de lo que pasaba en la vida. Muchas sorpresas ahí, muchas ilusiones y desilusiones. Mucha felicidad y mucho, mucho dolor. En fin. Te cuento que tengo dos correos tuyos sin abrir. Me rehúso a despedirme. Así, seguimos pendientes.

La última vez que te vi estabas llorando. Quería decirte que no había nada. Que estaba bien. No todo, pero bueno. Quería pasarte un clínex, pero la pantalla no me lo permitía. Quería decirte que no era raro que muchos compañeros siguieran ilusionados y defendiendo a ultranza a los FAROS siniestros de nuestra izquierda. Perder la ilusión no es así por así, estamos claros. A mí también me parecía gracioso el Comandante Eterno Hugo Chávez y, claro, El Caballo estuvo en mi pared hasta bien entrados los 80. Aún siento el humo de su habano. En su lugar, ahora tengo el póster de Luis Manuel Alcántara aferrado al garrote vil por el cuello y con las manos atadas. Me da ilusión ese chico.

Pero hoy te quería hablar de otra cosa. Aunque quizás sea la misma. Otra cara de la misma.

Acá en Estelí, tres veces heroica por las tres veces que la dictadura somocista bombardeó la ciudad en los setenta. Y en toda la tierra de Sandino ahora resulta que la Revolución —sí, con mayúscula— siempre fue una Mierda (también con mayúscula). Pero, espérate un poquito. ¿Tú taba ahí, chico?

La verdad es que no hay tal. La Revolución Popular Sandinista (de 1979 a 1989) fue y será el momento más importante en la historia de Nicaragua. Después de 30 años de lucha cruenta y de más de 50,000 muertos (o sea: 300,000 litros de sangre o 10 piscinas olímpicas de sangre) el pueblo nicaragüense y su entonces vanguardia armada, el FSLN, derrocaron a la estirpe sangrienta de los Somoza. No me gustan los adjetivos, pero acá no sobran: cruenta, sangrienta. Por fin el pueblo nicaragüense dejaba de ser un departamentito del Departamento de Estado de Estados Unidos. Los omnipresentes yankis de nuestra historia y la tuya. Ya no más Yes, Sir, Yes, Sir, Yes, Sir, hasta el infinito…

Pero estate clara, Tamara. Algunos siempre añorarán decir Yes, Sir. Ni modo. Hablar inglés, aunque solo sean dos palabras, los hace sentirse cool.

La Revolución fue muchas cosas: el fin del miedo y de la angustia, la campaña de alfabetización; los talleres populares de poesía (incluyendo los de la Policía y el Ejército), la dirección colectiva (para evitar aquello del mesianismo y el culto al espejo); la reforma agraria, la expropiación de tierras somocistas (más de la mitad del país); el divorcio unilateral; las cooperativas; las organizaciones populares ,que al fin se sentían oídas y a las que se les daba resolución a sus demandas.

Autodeterminación: me gusta esa palabra. Lamentablemente también significó la defensa de la Revolución, pues a solo días del triunfo, los de la Casa Blanca y el Departamento de Estado iniciaron su mal llamada «guerra de baja intensidad» contra Nicaragua. También estaban los abusos y miserias de los hombres y mujeres que hicieron, e hicimos, la Revolución. No hay tal hombre nuevo, por el momento.

Pero eso ya lo sabes. Quizás lo que no te conté antes fue lo personal. Para mí, que siempre me vanaglorie de mi individualidad, de mi diferencia, de mi unicidad, la Revolución me hizo ser parte de la colectividad; parte de algo más grande y mejor. Me sentía multitudes (que poético, ¿no?). Había este diálogo constante y crítico entre el pueblo y el pueblo, y entre el pueblo y su gobierno. Y ese sentimiento fue maravilloso, y al fin pude creer y crecer un poquito. Al fin ser nicaragüense no era una vergüenza.

¿Y qué fue lo que pasó?

No te sofoques, Tamara. Ya te voy a decir lo que pienso que pasó. Antes te cuento algunas cosas de mi Revolución. En 1984, cuando se intensificó la agresión yanki a Nicaragua, Manuel El Indio García, pintor primitivista (autónomo) pintó su versión del Infierno. En ese Infierno pintó, entre otras criaturas, al comandante de la Revolución, Bayardo Arce. Ahora probablemente los hubiera pintado a más o menos todos. En todo caso, el Indio García no fue a parar a ninguna ergástula ni le arrancaron las uñas ni lo exiliaron ni lo violaron con un AK47. No le pasó nada a su familia. No lo desaparecieron. O sea, lo que le pasó al Indio García fue que se hizo más famoso de lo que ya era. Joder.

Para la misma época, la organización de ciegos revolucionarios pidió armas para defender la Revolución. Mejor no veo, dije yo, pero que simpáticos y ciegos, los ciegos revolucionarios. Todos queríamos defender la Revolución. Donde fuera y como fuera, lo que no implica que no me pasara capeándome del servicio militar los diez años de la Revolución. No quería que me mataran y no quería matar a nadie. Ni a los contras ni a sus asesores yankis ni a nadie. En 1985, fui «emulado», vaya palabreja, por mi trabajo en los Talleres Populares de Cultura. Mi reconocimiento fueron las obras completas (como 100 volúmenes en pasta dura, que, me imagino, no hallarían dónde meter) del Gran Líder Camarada y Sol Naciente Kim Il Sung. Te cuento también que la vigilancia revolucionaria en Cultura era la más divertida de todas: nada de viceministros golpeándote en la cabeza. No, aquello era más bien un happening de los sesenta. Los únicos petardos que nos disparamos eran de maracafufa. Y eso que por la lucha en la frontera norte, las mejores cepas de cannabis se estropearon para siempre.

Está haciendo frio en Estelí ahora, Tamara. “Mucho más allá de mi ventana”, Elena, quien te manda saludos y mil besos como siempre, está sonando por milésima vez “Como esperando abril”. Yo prefiero Porno para Ricardo, como sabes. Acá, el coma sigue comiendo.

Pero basta de mi revolución, Tamara. Aunque no, mejor no. Te cuento una cosita más. En Julio del 79, pocos días antes del triunfo revolucionario, Carlos Amaya, que era mi mejor amigo, disparó un RP-G7 contra el comando de la guardia somocista en la ciudad de León. Siempre tuvo puntería, el Carlos. Siempre. Y esa vez fue igual. El cuartel de los esbirros quedó hecho añicos. Carlos, en un gesto homérico, se levantó de la barricada donde estaba y gritó: Patria Libre o Morir. Es decir, quiso gritar Patria Libre o Morir. Pero lo único que pudo gritar fue Patria Libre o…, pues uno de los guardias del cuartel seguía vivo y, con una 50 lo partió en dos. Dos Carlos. Ni uno de ellos vivo.  Sacrificio del Cordero. Amén.

¿Murió en vano Carlos Amaya? ¿Fue otro tonto inútil? ¿Otro joven iluso que agarró la vara? ¿Otro pendejo que luchó para que los que olvidaron el plan histórico se volvieran millonarios teñidos de rojo y rodeados de sicofantes con solo la retórica de izquierda como huella de lo que un día fue?

Muchos piensan que sí fue en vano. Que se hubiera graduado. Después de todo, era el mejor de la facultad. Que tenía un gran futuro. Pero, yo, Tamara, pienso que no. Un NO bien grandote. Pienso, y sé, que murió por ese «Gran Futuro» para los 6 millones de nicaragüenses. Vendrá.

Pero se hace tarde, Tamara. Elena al fin dejó en paz a Silvio. Es cierto que hizo una canción para Nicaragua, pero, por favor. A mí me llega más la de Viglietti. El sombrero en alto de Sandino. ¿Me sentís? Para terminar de escribirte esta carta voy a ir al tornamesa y voy a poner el acetato de Coltrane de A Love Supreme que tanto te gustaba. La intensidad desatada lo llena todo. Es como las revoluciones. Ya.

Ahora sí te contesto que pasó y por qué. Es decir, te receto mi narrativa, como se dice ahora. Si no te gusta, hay muchas más. Del hombre nuevo al hambre nueva. ¿Cómo? ¿Por qué? Para 1987, los yankis y su comandante en jefe Ronald Reagan («I’m a Contra too») tenían ahorcada económica y militarmente a la Revolución. No nos daban una sola posibilidad: Minado de puertos, guerra de la Contra en ambas fronteras, 70% del presupuesto dedicado a la defensa, servicio militar obligatorio, madres viendo morir a sus hijos, viudas, huérfanos, colas para todo: el pan, el azúcar, los frijoles, el arroz, los benditos cigarros. ¿Te suena familiar? Hicieron lo de siempre: aplastar con saña lo que no les gustaba, porque en “su” traspatio empezaba a funcionar algo distinto a la propaganda del American fucking way of life. Algo de los nicaragüenses. Algo nuestro. Había que asfixiar la Revolución y lo hicieron con gusto.

Los 17 años de gobiernos neoliberales que siguieron mejor ni te los menciono. Qué asco. Ni la bendición que vino a darles el santo Papa los salvará.

La metamorfosis sufrida por la vanguardia a partir de la perdida de la Revolución en las urnas no tiene nada que envidiarle a Ovidio. Quizás el envidioso sería Ovidio, realmente. Una transformación tan radical hubiese impresionado al poeta romano. De libertadores a opresores.  De «guardianes de la alegría del pueblo», a causantes del dolor del pueblo. De hombres y mujeres del pueblo, a empresarios y banqueros. De la dirección colectiva, al Comandante Zekeda. De ofrecer la sangre propia en sacrifico, a sacrificar la sangre del pueblo. La rabia, ¡coño! Paciencia, paciencia.

En fin, Tamara, todos saben lo que pasó. Hasta los de la otra narrativa. Hasta la izquierda latinoamericana que quiere seguir creyendo en los Mesías de la Tribu. O sea: The dream is over, what can I say, como dice John Lennon, bronceado y sin sus gafas, desde una banca en La Habana.

Perdón por no usar lenguaje inclusivo. Quizás la próxima.

Prometo contarte de los giros, y acerca de la hiedra y el musguito.

Saludos tres veces a Elegguá.

Te quiero siempre, pero eso también ya lo sabes.

Ignacio Nacho Montenegro

Ecuador: Inti Raymi de resistencia y zapateo por la dignidad

El actual levantamiento indígena en Ecuador, iniciado el 13 de junio, al igual que el emblemático levantamiento de 1990, se lleva a cabo en el período del Inti Raymi, o en castellano, fiesta del sol, que es la celebración más importante en el calendario agro-festivo de los Andes marcado por el solsticio. Desde el norte del país muchxs indígenas y mestizxs llegan a Quito zapateando, haciendo sonar la tierra, danzando, simulando los movimientos cósmicos circulares de traslación y rotación, cantando al sol, y tocando instrumentos como tambores y flautas. Es una manifestación de júbilo y lucha, también de indignación y de dignidad. El Inti Raymi marca un período de renovación, resistencia, y transformación. No se puede detener al sol. Asimismo, las ofrendas con fuego, humo sagrado, bebidas, flores, alimentos, semillas, y rezos a la Pachamama, actualizan la sacralidad de las luchas milenarias de todos los pueblos y nacionalidades del Abya Yala. Son acciones tan rituales como políticas. Estas marchas también involucran la toma de posesión de lugares y espacios a nivel territorial para reemplazar el orden establecido. La “toma de la capital” no es un acto vandálico, como los medios de comunicación dominantes han querido posicionar, sino la reapropiación de un territorio que ancestralmente les pertenece para hacer escuchar sus legítimas demandas que vienen desde hace más de cinco siglos. 

Un allanamiento ilegítimo

En el marco de la protesta nacional promovida por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE, se produjo el allanamiento y la requisición de la Casa de las Culturas (CCE) por parte de la policía bajo el estado de excepción decretado por el presidente Guillermo Lasso. Esto constituye un claro atentado contra la autonomía de esta institución histórica, como garante de los derechos culturales en el país. Esta vulneración es aún más grave, tomando en cuenta que el ágora de la entidad ha sido lugar de acogida en anteriores protestas indígenas. El parque El Arbolito, ubicado al lado de la CCE, al que también fue prohibido el acceso, es considerado kurikancha, es decir, espacio de concentración sagrado. La CCE y sus inmediaciones son territorio protegido de los pueblos y las naciones indígenas, se trata de una zona de paz. Pero el gobierno, en esta coyuntura, lo ha querido transformar en cuartel. La  policía ha requisado con violencia esta institución, colocando en grave riesgo el patrimonio de todxs lxs ecuatorianxs y, a pesar de que se ha retraído la acción policial en su interior y se ha permitido a las comunidades su acceso, en los últimos días se realizó un brutal ataque con bombas lacrimógenas al interior de la misma y en su entorno, donde se encontraban niñxs, mujeres embarazadas, y ancianxs. Este es el acto más represivo y violento contra el movimiento indígena en la historia de la CCE, un acto dictatorial, de toma por parte de la policía, el Estado y las fuerzas oscuras de esta institución represora. El lugar de paz pasó a ser un lugar de ataque notoriamente asimétrico.  

Un paro que no para 

Los 10 puntos de las demandas de la CONAIE abordan aspectos fundamentales del sostenimiento digno de lxs ecuatorianxs que el gobierno neoliberal de Lasso ha desatendido: (1) reducción y congelamiento de los precios de los combustibles; (2) moratoria de las deudas en la banca pública, privada y cooperativa; (3) precios justos para los productos del campo; (4) mejoramiento del empleo y los derechos laborales; (5) no a la ampliación de la frontera extractiva minera o petrolera; (6) respeto a los derechos colectivos; (7) alto a la privatización de los sectores estratégicos; (8) políticas de control de la especulación sobre los productos de primera necesidad; (9) presupuesto urgente para salud y educación; (10) políticas efectivas para frenar la ola de violencia, crimen organizado y narcotráfico. 

A  las legítimas demandas del movimiento indígena del Ecuador se han sumado también los movimientos ecologistas, el movimiento de trabajadorxs, el movimiento feminista y  demás sectores sociales precarizados como lxs artistas, gestores culturales, y trabajadores de la cultura comprometidos con la justicia social. El contexto de estas demandas es histórico. Como ha recalcado Nina Pacari, dirigente kichwa histórica, no es algo coyuntural, sino que es parte de una lucha histórica, anterior al gobierno de Lasso, y evidencia varios asuntos pendientes de la protesta de octubre de 2019. 

El 25 de junio se realizó la marcha “Warmis x la paz y la justicia social”, que reunió a mujeres del campo y la ciudad. Feministas plurinacionales, diversas, internacionalistas, convocaron a esta gran acción en solidaridad por el pueblo ecuatoriano y en especial con las warmis de todos los pueblos y nacionalidades indígenas. Esta acción interpela nuestra noción de “paz” y nos hace preguntarnos: ¿Cómo entendemos la paz? ¿Paz para quienes y cómo? ¿Qué posibilidades y horizontes tiene la paz con justicia social? ¿Cómo acompañamos este proceso abierto de movilización?

En las calles, en las redes y en las plazas de todo el mundo

Desde la Red Conceptualismos del Sur, nos sumamos a la denuncia y al rechazo de la represión por parte del Estado y la criminalización de la protesta ciudadana por parte de medios de comunicación masivos, responsables, en gran parte, de reproducir y alentar el racismo encarnado en la población blanco-mestiza, y plegados acríticamente al discurso del gobierno. Mientras el gobierno de Lasso responde con violencia y vulneración de derechos, son cientos de detenciones, muchas personas seriamente heridas, al menos 5 personas asesinadas, y al menos 8 personas desaparecidas. Los medios amplifican la estigmatización de lxs manifestantes, haciendo que el movimiento indígena pase a ser identificado como terrorista. Al igual que en otros países, el racismo de las elites en Ecuador condena al movimiento indígena y lo tilda de vándalo mientras le exige silencio, sumisión y servicio. 

Hoy el pueblo de Ecuador vive una tensa calma, un escenario incierto, entre el paro nacional, la creciente represión policial y los intentos de diálogo. Nos parece ineludible sumarnos desde las calles, redes y plazas que habitamos para acompañar los zapateos de su resistencia. Hacemos un llamado a terminar con la represión estatal y a que el gobierno del Ecuador atienda de manera genuina y a cabalidad la demanda por la vida digna promovida por el movimiento indígena ecuatoriano. 

Nos solidarizamos con un llamamiento a la acción gráfica que multiplique fuerzas, trazos y complicidad transfronteriza. 

Para ello, y como hemos hecho en ocasiones previas (como ante la revuelta chilena, el paro nacional en Colombia, el golpe de Estado en Bolivia), convocamos a artistas y productores gráficos de cualquier parte del mundo a enviar sus producciones gráficas digitales (en cualquier técnica) para que puedan manifestar su solidaridad con el movimiento indígena ecuatoriano y llamen a detener la represión estatal. Es urgente. ¡Sus vidas importan! ¡Sus vidas son parte de nuestras vidas!

La campaña gráfica por Ecuador comienza YA y se extiende hasta el 15 de julio de 2022.

Se pueden enviar aportaciones a redcsur@gmail.com, Serán compartidas en la página de la RedCSur

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