La Red Conceptualismos del Sur (RedCSur) es una trama afectiva y activista que desde un posicionamiento plural sur-sur, busca actuar en el campo de disputas epistemológicas, artísticas y políticas del presente. Formada en 2007 la Red trabaja por incidir en la dimensión crítica de prácticas artísticas, archivísticas, curatoriales y de movimientos sociales, bajo la idea de que investigar es en sí un acto político, interviniendo sobre diferentes coyunturas que marcan los presentes no sincrónicos que habitamos.
Todo acto de nombrar tiene efectos performativos, produce realidad. En nuestro nombre, la palabra Red habla de una trama de conexiones (que puede contener, contactar, atrapar) abierta a integrarse a lugares en posición de Sur, entendiendo Sur no como posición geográfica sino como lugar de enunciación geopolítica y afectiva. Dentro de estas coordenadas la Red genera relaciones sur-sur, y conforma entramados complejos definidos histórica y coyunturalmente como sures. Se trata de una definición contingente y abierta a otras posiciones geopolíticas, pero que parten de una parcialidad y una localización manifiestas, asumidas con sus potencias y limitaciones. El término Conceptualismos, nació de la coyuntura inicial de la fundación de la Red en 2007, en el contexto de un encuentro en Barcelona (Vivid Radical Memory) en el que se debatían otros relatos sobre los inicios de los conceptualismos. Muchas veces hemos sentido incomodidad con ese nombre e incluso nos hemos planteado cambiarlo, en la medida en que nuestros modos de hacer excedían largamente esa adscripción puntual anclada en un momento específico de las relaciones arte/política. Sin embargo, hemos optado por hacernos cargo de ese legado que también es nuestro y comprimir ese nombre en una incógnita C, cuando optamos por firmar como RedCSur, de modo que la C puede significar tantas otras cosas, caminos, condiciones, caricias.
Qué es, quiénes la conforman, cómo trabaja la Red
La complicidad de la Red reúne a cerca de cuarenta artistas, activistas e investigadorxs como integrantes activxs. Muchxs de nosotrxs somos latinoamericanxs, migrantes intra e intercontinentales, experimentamos cotidianamente formas de desplazamiento y de pertenencias dislocadas, que implican aprender a habitar las fronteras. Colaboramos en diversos ámbitos, institucionales o no, tales como universidades, museos o espacios activistas, para generar otras condiciones de producción de conocimiento y desobediencia política. Buscamos generar una articulación indisociable entre poesía-pensamiento-creación-acción, que reconoce la práctica en los ejercicios teóricos, y viceversa. Un complejo ético-político que va conectando a quienes integramos la Red, mediante una política de afectividades que se traza de formas imprevisibles y que puede comenzar en la virtualidad antes del encuentro cara a cara.
La Red actúa como punto de fuga y ámbito de trabajo colaborativo y afectivo. Quien desea sumarse debe poner deseo, ideas y tiempo para aceitar colectivamente su funcionamiento. Estar en la Red es una forma de buscar antídotos contra la indiferencia y la impotencia, una manera de afectarnos por el presente y su historicidad.
Actualmente, la Red se organiza a través de cuatro nodos: archivos, investigaciones, publicaciones y activaciones. Impulsamos proyectos colectivos conformando grupos de trabajo al interior de los nodos, en el contacto entre distintos nodos o de manera transversal como proyectos curatoriales y de investigación. También nos dotamos de instancias plenarias (al menos una al año) para poner en común y resolver cuestiones transversales, así como para designar a nuestrxs delegadxs. Nos vinculamos con otras personas, grupos e instituciones desde distintas posiciones y en diferentes escalas.
Trabajamos y ponemos en común los procesos en curso a través de encuentros periódicos presenciales o bien utilizando distintas plataformas virtuales. Llegar hasta aquí no supuso un proceso rápido ni sujeto a lógicas de eficiencia, sino un sinuoso camino en el que nos topamos tanto con desacuerdos como con hallazgos de este hacer juntxs. Hemos ensayado y seguimos ensayando metodologías y modos de colaboración con rotación de la coordinación general y delegadxs por nodo. Los encuentros presenciales funcionan como un combustible para encender los afectos y la imaginación política, propician espacios de discusión interna y pública.
El tramado de trabajo investigativo, de acciones y experiencias políticas toma sentido y se expande gracias a alianzas que, desde un horizonte de autonomía, la RedCSur establece con distintos actores. Como posición que no reniega de la institución sino que intenta generar espacios instituyentes, los proyectos de la Red han sido posibles gracias a una sumatoria de prácticas y elaboraciones de cada integrante, y a apoyos tanto individuales como institucionales. La Red también ha ido ensayando una pragmática vitalista, una composición de modos de hacer para construir y defender un espacio-tiempo de afirmación común, para ensayar otras economías y redistribución de recursos, y donde encontrar aliadxs ha sido importante. La Red ha establecido alianzas con instituciones tanto del norte como del sur global, que le han permitido incidir en diferentes escalas. Cabe destacar las alianzas con la Foundation for Arts Initiatives, que desde el año 2009 ha apoyado diferentes proyectos de la Red y con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Asimismo, se han dado colaboraciones con instituciones del sur como el Archivo General de la Universidad de la República en Montevideo, el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, y Memoria Abierta de Buenos Aires, el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago de Chile, el Museo de Arte de Lima, el Centro de Documentación Arkheia del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la UNAM en Ciudad de México y el Centro de Artes Visuales/Museo del Barro en Asunción, que han sido fundamentales para la Red.
La Red, a su vez, expande las posibilidades que esas alianzas abren hacia otros agentes. Sin embargo no nos percibimos como “mediadores”. Entendemos que nuestras propuestas e intervenciones no van (por ejemplo) de los artistas a las instituciones como si fueran agentes imperturbables; al contrario, buscamos que estas interacciones logren alterar, replantear y en ciertos puntos deshacer las prácticas instituidas. Es decir, que estos contactos las afecten. Estas alianzas no sólo implican recursos sino la negociación y construcción de espacios de corresponsabilidad y trabajo conjunto, con todas las tensiones que dichas relaciones acarrean, lo que nos ha permitido generar también posibilidades inesperadas.
En el proceso de construcción de lo común, reconocemos una afinidad ética tanto como un principio de autonomía entre quienes integramos la Red, las dinámicas propias de los respectivos nodos, los proyectos específicos y nuestrxs aliadxs. La autonomía convive con una política de la escucha que envuelve la posibilidad de construcción de acuerdos y criterios compartidos, que supone entender, pero también disentir y acordar desde las diferencias. Autonomía y colaboración son modos de hacer a través de los que la Red se va expandiendo y tomando forma. Apostamos a una permeabilidad de la escucha que nos mantenga porosxs, evitando la reproducción de modos autoritarios y jerárquicos de relacionamiento. Construir espacios de escucha y vulnerabilidad implica abrir un tiempo de resonancia, que dé lugar a la elaboración y la afectación, tanto de lo asimilable como de lo que solo se escucha como ruido. Una política de la escucha posibilita que lo incómodo nos habite para poder tomar posición. Reconocemos las desigualdades en las condiciones de existencia que definen la posibilidad de injerencia de miembrxs y no miembrxs en los ámbitos sujetos a políticas de la Red. Promovemos la hospitalidad y el apoyo mutuo como una manera de abrir el horizonte feminista, marica-torta, cuir y multiespecie de nuestra agencia. Esto no sólo nos ha permitido reconocer sino habitar las precariedades que nos atraviesan en nuestro trabajo productivo junto con una ingente labor de cuidado; es condición de posibilidad de nuestras ideologías monstruas.
Nos interesa retomar el espíritu anticapitalista, y el impulso descentralizador y libertario de los internacionalismos de izquierdas y anarquistas; las luchas anticoloniales, decoloniales y antiimperialistas, anti-racistas y ecologistas tercermundistas, pero a condición de que no se vuelvan meras consignas, y que puedan ayudar a correr un límite, o producir un hallazgo micropolítico en nuestros modos de hacer, reconociendo la importancia de estas resonancias tanto en sus resultados como en sus procesos.
Las tramas ideológicas que intervienen en las agencias de la RedCSur no son estáticas, y su configuración está expuesta al devenir de quienes participamos de sus trayectos. Asumimos la contingencia de nuestros posicionamientos colectivos, sujetos a su vez a revisiones, a tensiones y cuestionamientos, reconociendo que el desacuerdo forma parte de la articulación del espacio común
Propósito de la Red
El propósito de la Red puede sintetizarse en al menos tres ejes: incidencia en las políticas de la memoria y de archivos; producción de conocimiento y modos de hacer que nos permitan intersectar diferentes saberes; creación de comunidad y solidaridad internacional.
Nos hemos comprometido en las disputas por la memoria y la interpretación de prácticas poético-políticas que han tenido lugar en América Latina desde los años ’60. Éstas han estado expuestas a fetichización, precariedad institucional, censura y autocensura, restricción de acceso, limitación de usos y clausura de sentidos o cosificación/mercantilización de experiencias del pasado. Nuestro trabajo en políticas de archivo y en modos de hacer cultura autogestivos e institucionales han sido maneras de ensayar respuestas prácticas para promover formas de lo común que permitan interrumpir los cercamientos de las memorias críticas.
La Red se concibe como un lugar de producción de saberes situados. Reconocemos las ambigüedades que constituyen formas de cortocircuito inherentes a los procesos colectivos de producción de conocimiento, que antes que retención de información o presunción de campos de exclusividad temática, ensayan formas de distribución de energías, capacidades y responsabilidades en la invención de un común. El posicionamiento crítico en la frontera de los espacios legitimados de conocimiento no supone una desvalorización de la erudición (popular, académica, indígena, militante, etc.), aunque estemos habitadxs por condiciones de acceso diferenciadas a distintos regímenes discursivos (como los discursos hegemónicos académicos o sobre el arte, repertorios léxicos activistas o voces indígenas). La Red hace, a su vez, un llamamiento a la construcción de conocimientos situados e híbridos aún por encontrar que no se correspondan necesariamente con un logos académico. En concordancia con esta necesidad, se plantea pensar políticas de traducción para los conceptos, buscando términos afines a los anclajes éticos de enunciación desde los cuales estos operan, en los respectivos terrenos. Una traducción no apenas lingüística, sino que involucre otros paradigmas lógicos: traducir la idea a la gráfica, la gráfica a la acción, la acción al texto, la experiencia común al manifiesto.
En la intersección entre prácticas y saberes y políticas de la memoria, como Red buscamos trazar mapas de afectos que buscan construir comunidad y hacer sostenibles formas de solidaridad internacional. La Red actúa como punto de fuga y ámbito de trabajo colaborativo y afectivo. A través de su práctica, la Red construye comunidad (ya internacional) entre sus integrantes, y a la vez, establece formas de alianza y colaboración con instituciones, organizaciones, movimientos, investigadorxs, artistas, archiverxs, docentes. Junto con ello, busca tomar posición y apoyar procesos políticos contingentes que tienen lugar en diferentes puntos de América Latina y el sur global, como un modo de rastrear futuros emergentes, que nos permiten anticipar las violencias por venir, pero también nos conectan con la urgencia por reforzar esos momentos donde aparece la posibilidad de otros mundos.
Trans-bio-regionalidad
Concebimos lo trans-bio-regional como un entramado bio-lógico común e híbrido, atravesado por trayectorias históricas compartidas y especificidades, y que implican paisajes culturales, lingüísticos y ecológicos en situación de frontera. Lo trans-bio-regional se ve tensionado por formas de vivir y morir que trazan continuidades y discontinuidades en la vida de los diferentes habitantes y especies de un territorio, de sus recursos y materias primas, de sus lenguas y saberes.
Una historia común de coloniaje hizo que en la América meridional exista un Sur geográfico en el que el castellano junto con el portugués han devenido lenguas y formas estéticas dominantes de regulación de nuestras interacciones. Esta colonización lingüística y visual ha sido territorial, cultural y también espiritual. Las condiciones homogeneizadoras que este proceso creó, ya subvertidas, pueden ser imaginadas como aspecto común, y han sido recuperadas en distintas fechas como elemento propiciador de integraciones.
Así, un elemento que identifica el momento fundacional de la Red es su componente lingüístico común que, aunque heterogéneo, está marcado por el castellano y el portugués. Por un lado, en nuestra opción por el bilingüismo castellano/portugués hay una resistencia a la imposición del inglés como lengua franca del mundo del arte/académico, y un deseo de fortalecer la conexión entre latinoamericanxs. Por otro, sabemos que estas lenguas “oficiales” expresan una historia colonial y bajo la cual pululan no sólo distintos registros y acentos que transforman su naturaleza y son imaginados como potencia; sino también son interferidas por lenguas indígenas, que, aunque minoritarias en nuestras construcciones del común, aportan significados diferentes que amenazan las estabilidades de las lenguas reguladoras y posibilitan la conformación de lenguajes comunes imaginarios, manchados, mestizos, cholos, chixi, champurria, jopara. Desde este complejo lingüístico, la Red reconoce que en este Sur sus relaciones internas se den mayoritariamente en castellano, luego en portugués, pero expresa, asimismo, un deseo de instituirse en red de lenguas y de regímenes visuales, partiendo de la escucha y el aprendizaje, y asumiendo que ningún lenguaje, ningún acento, ninguna mancha, es capaz de nombrar o de enfocar nítidamente, por sí solo, ciertas realidades marcadas por la carga histórica de esa lengua: cada lengua y cada imagen ponen en juego o a jugar un mundo, y si esta circunstancia se aplana, se aplana mucho; lo cual implica, a su vez, que hay zonas que permiten la construcción de un nosotrxos inclusivo, ñande; y que, por momentos, este nosotros deviene excluyente, ore. Asimismo, lxs integrantes de la Red habitan otras lenguas dominantes como el inglés y el francés, por lo general vinculadas a la experiencia migrante de algunxs de sus integrantes, y al potencial que su empleo tiene para ponernos en diálogo con otras trans-bio-regiones y lenguas.
Desde sus prácticas concretas, la Red busca incidir en imaginaciones y en políticas, produciendo contextos y espacios ch’ixi, relaciones situadas y trans-bio-regionales, y pronunciar opacidades activas y potentes.
Reconocemos las dificultades de pensar nuestro Sur, la necesidad de especificarlo cada vez. Los bordados por la memoria en México en el contexto de masacres y desapariciones perpetradas por el narcoestado, los huipiles tejidos por mujeres de Guatemala como una forma de pensar y sentir el mundo, la gráfica que proliferó tras las revueltas de octubre 2019 en Chile, los rituales del Arete Guasu en Paraguay, no nos hablan de un espacio-tiempo homogéneo, ni de un mismo sur. Las complejidades de los procesos históricos, las coincidencias y discontinuidades lingüísticas y los procesos históricos distintos, así como las violencias que los atraviesan, requieren que asumamos la existencia de subyugamientos intrarregionales. En este sentido nos interesa interrogar de manera permanente las condiciones para que las identidades subalternas con respecto a instancias dominantes produzcan imágenes o participen con sus sentidos ante la amenaza de la apropiación y la instrumentalización neutralizadora.
Desde la Red reconocemos los efectos del constructo de nación en nuestras relaciones mediadas por las fronteras de los Estados-nación. Buscamos abrirnos a ecosistemas trans-bio-regionales que los excedan y se abran, asimismo, a ecosofías y prácticas comunes y heterogéneas que atraviesen los repartos regionales estatales y mercantiles. Esto implica imaginar alianzas que puedan conectar personas y conflictos no sólo por su pertenencia o arraigo a países sino también a bio-regiones, es decir territorios con una geografía, un paisaje, rasgos ecológicos e históricos comunes, lenguas compartidas, que no siempre se corresponden con las delimitaciones del Estado-nación; que pueden convivir en un mismo Estado o atravesar varios Estados. Más aún, el término bio de trans-bio-regional, nos habla, en su sentido más decisivo, de las formas tensas de vivir y de morir dignamente en nuestra región.
Buscamos habilitar una forma de internacionalismo decolonial que pueda ponerse en práctica tanto a distancia, con lo lejano, como con lo más próximo. Es desde ahí que repudiamos tanto las renovadas formas de imperialismo exterior, así como las consecuencias del avance extractivista de empresas trasnacionales que no reconocen fronteras, y el colonialismo interno que el Estado ejerce sobre pueblos migrantes e indígenas, y sobre aquellas comunidades y subjetividades subyugadas por otras formas de desigualdad estructural, que conviven en el territorio demarcado por las fronteras.
Qué hemos hecho
En los 13 años de vida de la RedCSur, hemos impulsado varias iniciativas en políticas de archivos, experimentos curatoriales, investigaciones y publicaciones colectivas, seminarios y acciones de solidaridad internacional.
La Red ha llevado adelante procesos colectivos de investigación y de conformación de archivos para la preservación y socialización de los documentos, buscando albergarlos en instituciones públicas radicadas en su propios lugares de emergencia, y propiciando su consulta a través de la digitalización y múltiples modos de uso. Un proyecto fundacional fue Cartografías Críticas (2007-2011), antecedente crucial de los proyectos hoy en curso. Entre ellos, el archivo del artista y poeta Clemente Padín en Montevideo; el archivo del grupo CADA, de la Agrupación de Plásticos Jóvenes (APJ), del Centro Cultural Tallersol, deGuillerno Nuñez, de la fotógrafa feminista Kena Lorenzini, de Luz Donoso en Santiago de Chile; el archivo de artistas Juan Carlos Romero y las banderas de AIDA en Buenos Aires, el de Graciela Carnevale en Rosario y Elena Lucca en Resistencia; el archivo de Cira Moscarda en Asunción, Umberto Giangrandi en Bogotá, y la Colección Visualidades y Movilización Social en Ciudad de México, entre otros. Al mismo tiempo, hemos desarrollado la plataforma archivos en uso para poner en común estos acervos documentales y que se ha conformado como una herramienta de trabajo y una política alternativa de sistematización y socialización de archivos.
Asimismo, el Llamamiento por una política común de Archivos lanzado en 2019 es una iniciativa que busca la construcción de consensos sobre prácticas y políticas de la memoria buscando de esta manera contagiar a otros procesos de archivos autogestivos, civiles e institucionales con los principios que orientan las prácticas de la Red en materia de archivos, de modo de potenciar la imaginación archivística, ampliar y fortalecer alianzas conjuntas y las políticas de cuidado que puedan responder ante la desidia estatal o la voracidad mercantil.
En articulación con los proyectos de archivo e investigación, la RedCSur desarrolla experimentos curatoriales y editoriales. Entre las exposiciones impulsadas podemos mencionar Inventario (Rosario, 2008), Perder la Forma Humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina (Madrid, Lima, Buenos Aires, 2012-2014) y Poner el cuerpo. Llamamientos de arte y política en los años ochenta en América Latina (Santiago, 2016). El trabajo editorial de la Red comenzó con publicaciones como Conceitualismos do Sul/Conceptualismos del Sur (São Paulo, Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo, 2009), El deseo nace del derrumbe (Madrid, MNCARS, 2011 reeditado en 2018), Perder la forma humana. Una Imagen sísmica de los años ochenta en América Latina (MNCARS 2013-2014), (Des)inventario. Esquirlas de Tucuman Arde (Santiago de Chile, Ocholibros/MNCARS/RedCSur, 2015), que revisa los modos en que se constituyó y circuló el archivo de Graciela Carnevale, Arte y disidencia política. Memorias del Taller 4 Rojo (RedCSur, MNCARS, Proyecto Bachué, Bogotá, 2015) que recoge los testimonios de 4 de los 5 integrantes de esta asociación de artistas y Archivo CADA. Astucia práctica y potencias de lo común (Santiago de Chile, Ocholibros/MNCARS/RedCSur/MMDH, 2019), que retoma el proceso de institucionalización del Archivo del Colectivo de Acciones de Arte en el Museo de la Memoria de Santiago de Chile. Actualmente, la Red se encuentra trabajando en un proyecto colectivo, la exposición Giro Gráfico, que tiene inauguración prevista para el 2022.
Recientemente, la Red ha conformado pasafronteras (en minúsculas), una editorial anfibia que edita publicaciones que nacen tanto al interior de la Red como fuera de ella. pasafronteras recoge un espíritu internacionalista que busca también rescatar las economías (migratorias) informales y solidarias, que permitan otros modos de pensar las políticas de impresión y distribución de libros, y se propone diferentes modos de tráfico y desplazamiento para trabajar en los límites, en los bordes, en las fronteras de los géneros y formatos (pasando del libro impreso, a la revista online, al podcast, al fanzine). Recientemente hemos editado por esta vía el fanzine 8M (2019) y Archivos del común II. El archivo anómico (2019).
Por su parte, la revista Des-bordes, propone cruces entre investigación comprometida, análisis críticos de conflictos políticos actuales, cultura visual y prácticas artísticas. Pensamos la revista como una plataforma porosa donde expandir afinidades y contagios de la RedCSur, excediéndola. En ese sentido, la revista está atravesada por la pregunta sobre cómo habitar fronteras, pero también sobre cómo desdibujarlas para desbloquear los tráficos indóciles entre el pensar y el hacer, que nos ayuden a afrontar el presente.
Hemos ensayado y propuesto diferentes formas de pronunciamientos y acción política internacionalista y trans-bio-regional que establecen diálogos con el afuera de la Red. Se trata de tomar posición colectivamente y articular las disidencias en torno al presente, en procesos no exentos de desacuerdo tanto dentro como fuera de la Red. Algunas de estas declaraciones han sido “Estado de Alerta” por el incendio del archivo de Helio Oiticica (2009), la declaración en repudio al Golpe de Estado en Paraguay contra Fernando Lugo (2012), el comunicado por la situación en Venezuela (2014) y ¡No temer al mundo! Enfrentarlo para crear otros mundos contra el Golpe a Dilma Rousseff en Brasil (2016).
En los últimos años, las campañas gráficas han sido en este proceso fundamentales, y se han instituido en formas corales y no unísonas de toma de posición, que ya no son sólo un posicionamiento, sino un llamado a la acción gráfica de solidaridad internacionalista, atravesadas por las experiencias diversas e inscriptas en contextos específicos. Esta forma de enunciación plural se ha ido construyendo desde la campaña Todos somos negros (2009) que la Red llevó adelante junto a Juan Carlos Romero en el contexto de los festejos por los Bicentenarios en América Latina, y pasó por otras, tales como la campaña Fora Temer (2016-2017) en repudio al golpe que retiró a Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil, o Nuestro Murmullo será ensordecedor (2018) por la lucha por la despenalización del aborto en la región. También hemos impulsado la campaña y el círculo de la palabra con líderexs sociales Colombia, ¿Cuáles son los silencios de la democracia? (2019), así como la convocatoria gráfica Estallamos (2019) a propósito de la revuelta en Chile y No al golpe fascista y racista por Bolivia (2019).
Por último, los seminarios y actividades públicas de la Red buscan abrir instancias de comunicación en las cuales sea posible establecer reflexiones sobre los campos de acción de la Red, intervenir críticamente en esferas de discusión, ampliándolas mediante la proposición de nuevos vectores, la recuperación de memorias sobre prácticas y saberes y la creación de léxicos comunes y. Entre los seminarios y acciones públicas realizadas por la Red se cuentan: el seminario internacional Conceitualismos do Sul/Sur; las distintas versiones del seminario Archivos del Común organizado junto al Museo Reina Sofía; el seminario Cuerpos desobedientes. Nuevos cruces entre arte y política en América Latina en los años 80, el encuentro Memorias disruptivas. Tácticas para entrar y salir de los Bicentenarios en América Latina y el Caribe, las actividades públicas en el marco de la Segunda Reunión de la RedCSur, o las sesiones abiertas al público de la reunión plenaria Memorias y Archivos: categorías modernizadoras, repercusiones y disidencias posibles en los ‘Conceptualismos del Sur’.
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La RedCsur funciona como un cuerpo en mutación, una organización de conexiones y afectos que ha buscado articular su posición geopolítica en un campo de horizontalidad. Allí, las formas de hacer, pensar, desear y trabajar juntxs pueden darse en un espacio de cuidado común, para lxs que ya no están y para quienes están por venir, donde los espectros del pasado puedan llegar para alojarse en los presentes no sincrónicos que habitamos, y legarnos las potencias que hibernan y que buscamos reactivar. La Red es ejercicio activo de imaginación política que organiza sus fuerzas desde las fronteras de lo agonístico: por tanto, no construye posiciones en el espacio a partir de antagonismos limitados y clausurados, sino que encara las diferencias desde lo contingente e inestable tensionando los márgenes de lo posible. La Red es lo inacabado, es potencia. Es lo que fue, lo que está por ser (y será).
Aplaudo esta importante iniciativa y quisiera sumar a mi país a esta red. En Venezuela las prácticas conceptuales y los conceptualismos son parte relevante de las manifestaciones artísticas nacionales. Quisiera participar con artículos e información sobre las mismas. Cómo hacerlo?