Reseña crítica de Carlos Jiménez sobre Perder la Forma Humana

Vista de la exposición Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los 80 en América Latina, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid 2012.Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores.
Carlos Jiménez
El título de esta exposición es a la vez un llamamiento impetuoso y una señal orientadora de sus contenidos. El llamamiento a “perder la forma humana” lo entresacaron los curadores de esta amplia y heterogénea muestra de un texto programático del artista y activista argentino Carlos “Indio” Solari, líder de la banda de rock argentino Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, que incitaba a “perder la forma humana en un trance” capaz de desarticular “las categorías vigentes” y proveer “emociones reveladoras”. Esta incitación difícilmente podría haberse formulado y escuchado en una época que no fuera de crisis generalizada de la condición humana y de cuestionamiento radical del papel del cuerpo humano como constancia o la garantía indubitable de dicha condición. Esta exposición aborda de hecho esta coyuntura crítica en dos direcciones distintas y a su manera contradictorias. La primera apunta a las consecuencias de la ominosa innovación en las técnicas del terrorismo de Estado representada por el decreto conocido popularmente como deNacht und Nebel  –expedido el 7 de diciembre de 1941 por el régimen nazi con el propósito de reprimir la resistencia en los territorios ocupados– que fue recuperado y actualizado por las dictaduras militares del Cono Sur, especialmente por la argentina y la chilena. Según las declaraciones del mariscal Keitel en el Proceso de Núremberg, Adolf Hitler había explicado que “el efecto de disuasión” de la detención y la ejecución clandestina de los adversarios políticos “radica en que: a) permite la desaparición de los acusados sin dejar rastro y b) que ninguna información puede ser difundida acerca de su paradero o destino”. Y había agregado que “una intimidación efectiva y duradera solo se logra por penas de muerte o por medidas que mantengan a los familiares y a la población en la incertidumbre sobre la suerte del reo […] por esta misma razón, la entrega del cuerpo para su entierro en su lugar de origen, no es aconsejable porque el lugar del entierro puede ser utilizado para manifestaciones […] A través de la diseminación de tal terror toda disposición a la resistencia entre el pueblo, será eliminada¨ [1]. Pero si esta “eliminación” no se consiguió en la Europa ocupada por la Alemania nazi tampoco lo fue en la Argentina, donde la táctica del desvanecimiento en el aire del cuerpo de la víctima, su estado de suspensión indefinida entre la vida y la muerte, fue respondido de una manera tan innovadora en términos de política emancipadora como lo fue de hecho el decreto de Nacht und Nebel en el ámbito de los regímenes represivos, que como bien se sabe y durante un largo período histórico confiaron en el efecto disuasorio de la exhibición pública de las ejecuciones y los suplicios. Me refiero aquí a las Madres de Plaza de Mayo, quienes, apelando a la intangibilidad de las madres y a su derecho a defender sin atenuantes la vida de sus hijos, generaron un extraordinario movimiento de oposición que sacó a la luz pública el pecado original que la dictadura militar se empeñaba tercamente en soslayar: la desaparición forzada de personas. El escamoteo sine díe del cuerpo de la víctima. El ejemplo fue pronto imitado por las Mujeres por la vida en Chile. Y la exposición dedica un buen capítulo a la documentación y los registros de las actividades generadas por estos movimientos, que incluye tanto material fotográfico de la época como carteles, pancartas y publicaciones variopintas que, aunque no tuvieron un propósito específicamente artístico, han sido considerados aptos para ser expuestos en un museo de arte contemporáneo por los comisarios de esta muestra, que forman parte de la Red de conceptualismos del Sur. Un beneficio que han obtenido de manera aún más justificada los registros de intervenciones y performances de evidente orientación artística que tuvieron el propósito de escenificar, tematizar o domeñar la inquietante anomalía de la desaparición del cuerpo de la víctima. Su existencia solo en el recuerdo y en la movilización solidaria. Sobresalen en este punto El hombre de arena, una instalación realizada en 1982 por el colectivo argentino El periférico de objetos. Y el homenaje rendido a Sebastián Acevedo por el colectivo chileno Las yeguas del Apocalipsis mediante una instalación de copas de cristal y un audio que permite escuchar los nombres de una larga fila de detenidos desaparecidos.
Pedro Lemebel, Manifiesto Hablo por mi diferencia, Santiago de Chile, 1986. Colección del autor
La otra línea de interrogación de la crisis de la forma humana apunta en esta exposición a las obras, intervenciones y prácticas centradas en cuestiones de género e identidad sexual y realizadas por artistas y colectivos para quienes definitivamente la política es sexuada y la sexualidad es política. Y en un contexto político en el que los núcleos más radicalizados de los movimientos de liberación femenina y LGTB eran permeables a la consigna lanzada en la época por el Frente de Liberación Homosexual de la Argentina: “El machismo es fascismo”.  El ejemplo más antiguo documentado en esta muestra es la intervención realizada en 1975 por el artista chileno Carlos Leppe en la galería Módulos y Formas de Santiago de Chile y en la que el artista colgó tres fotos en blanco y negro de sí mismo copiadas a tamaño natural. En dos de ellas aparecía como una exuberante cantante de ópera, con dos recortes en el pecho que permitía ver sus tetillas, y en la del medio aparecía desnudo, con esas tetillas y sus genitales cubiertos con gasa y esparadrapo. Esta teatralización de la diferencia sexual, unida al tachado de los órganos corporales que garantizan “naturalmente” esa diferencia, puso en escena el carácter artificial, contingente, histórico de la misma, abriendo así una brecha temprana en los modos de legitimación de un machismo que los activistas argentinos consideraban el sustrato del fascismo específicamente latinoamericano. Quién también elaboró una eficaz imagen subversiva de los estereotipos de identidad sexual acuñados por la cultura patriarcal fue el artista brasileño Eduardo Kac, que en los años 80 del siglo pasado formó parte del colectivo OV3RGOZE, y de quien se exhibe una foto en blanco y negro, igualmente de tamaño natural en la que Kac aparece completamente desnudo y en la que el lugar del pene está ocupado por una vagina. Desafiante sustitución que repite el colectivo mexicano Polvo de gallina negra, formado por María Bustamante y Mónica Meyer, en la obra de 1987 titulada Mujeres con falo y hombres embarazados.
La artista argentina Liliana Maresca explora el carácter mutante y polimorfo de la diferenciación sexual y su carácter igualmente artificial. Su condición de producto social y políticamente determinado en una sociedad que lo es también de la máquina y de la objetividad. En 1983 y en colaboración con el fotógrafo argentino Marcos López, realiza una sesión fotográfica en la que ella se acopla con una máquina célibe que ella previamente había diseñado y construido. El resultado, igualmente expuesto, es una secuencia de imágenes que igualmente podrían ser del devenir maquínico deleuziano.
Concluyo destacando el audio en bucle que permite en una de las salas de esta muestra escuchar el largo poema que compuso durante un viaje de Buenos Aires a Sao Paulo Néstor Perlongher, poeta, ensayista y destacado activista de género argentino. El video de la performance carnavalesca y transformista realizada artista brasileño Ney Matogrosso en 1983, en Montreaux. Y Sobre porcelana, la serie de fotografías que el artista colombiano Miguel Ángel Rojas tomó clandestinamente en los años 80 en la sala de cine Faenza de Bogotá, lugar habitual de encuentro de homosexuales. Perturbadoras y exquisitas.
Nota: 
[1] Decreto Nacht und Nebel: es.wikipedia.org/
Perder la forma. Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid. Hasta el 11 de marzo de 2013.

[Publicado en la web de m-arte y cultura visual

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